No todas las apuestas están en las anticipadas cintas.

 

Es curioso poner que se quiere repetir un fenómeno cinematográfico que surgió por accidente. 

Aunque había expectativa por Barbie y Oppenheimer el año pasado, pocas personas esperaban el nivel de éxito que el combo de películas, la primera una comedia inteligente sobre feminismo y la segunda un drama explosivo sobre la creación de la bomba atómica, lograría. Ambas cintas generaron 500 millones de dólares a nivel mundial en su primer fin de semana.
Ahora, Hollywood quiere repetir esa exitosa fórmula taquillera con Wicked y Gladiador 2, ambas también con energías completamente distintas.
Lo que podría jugar a su favor: ambas son propiedades queridas por el público general. 

La primera es un musical de Broadway que sirve como precuela de El Mago de Oz, y desde 1995, cuando salió la novela, se ha intentado adaptar a la pantalla grande. Ahora será dirigida por John M. Chu y dividida en dos partes. 

La segunda es una secuela del clásico cinematográfico de Ridley Scott, transportándonos a la antigua Roma. 

Ambas tienen un elenco estelar, la primera contando con las actuaciones de Cynthia Erivo y Ariana Grande y la segunda con Paul Mescal, Pedro Pascal y Joseph Quinn, entre otras.
¿Pero cuáles son los riesgos que corren para obtener el éxito?
En primera, su falta de originalidad. El año pasado, Barbie consiguió colosales ganancias no sólo por su elenco estrella, si no porque contaba una historia inédita mediante la lente de una directora visionaria. Greta Gerwig. Aunque Oppenheimer está basado en un libro, la adaptación a la pantalla grande contuvo una edición y narrativa totalmente de la mano de Christopher Nolan. 

Lo cual nos lleva a su segundo problema. Aunque parece que lo más importante son los nombres frente a cuadro, la taquilla del año anterior nos enseñó lo importante que es tener un buen director detrás de cámaras. Si Scott y M. Chu no hacen justicia cinematográfica a estas creaciones, imposible que lleguen a niveles tan altos. Acá hay problemas sobre todo con Wicked, pues muchas personas fanáticas del cine aborrecen los musicales.
Mi pronóstico, sin haber visto las dos películas, es que las brujas reinarán sobre la acción, una vez que se calme la euforia. El fanatismo por este musical dará de qué hablar. Pero veremos qué nos dice la próxima semana.