Donald Trump aplicará eso de que “y que no me vengan que la ley es la ley’’ y anunció que impondrá, desde el primer día de su mandato, un arancel del 25% a todos los productos mexicanos que ingresen a territorio estadounidense.

 

La medida sería violatoria del tratado comercial de América del Norte, pero eso no le preocupa al futuro presidente vecino.

 

Mal, muy mal haría el Gobierno mexicano en soslayar ese aviso, que ya no es advertencia.

 

Trump probó, durante su primer mandato, que basta con un apretoncito a la tuerca del comercio internacional para doblar a las autoridades mexicanas.

 

Durante su primer año de gobierno, en su primera administración, el empresario amenazó con imponer el mismo arancel a los productos mexicanos.

 

López Obrador envió a Marcelo Ebrard Casaubón, entonces secretario de Relaciones Exteriores, a “negociar’’ con Trump, que logró del Gobierno mexicano el compromiso de militarizar las fronteras sur y norte de nuestro país para evitar el cruce de migrantes centroamericanos hacia Estados Unidos.

 

En más de 30 ocasiones, Trump celebró “el acuerdo’’ por el que México destinó unos 28,000 miembros de la Guardia Nacional para cerrar el paso a las caravanas migrantes, a pesar de que al inicio de su mandato López Obrador abrió las puertas del territorio nacional a la migración ilegal.

 

Trump descalificaría, ya en su anterior campaña, el desempeño de Ebrard y presumía como “lo dobló’’.

 

El arancel que dijo impondrá a México tiene como origen la misma demanda que la vez anterior: frenar la migración y el tráfico de drogas, especialmente el fentanilo, de México a EUA.

 

El Gobierno mexicano tiene dos meses para tratar de evitar que Trump castigue con ese arancel a los productos mexicanos.

 

El cómo lo hará es una incógnita, porque por más que Sheinbaum y Ebrard digan que sería violatorio del T-MEC, Trump está dispuesto a pasar dos años en litigios antes que incumplir una de sus ofertas de campaña que más votos le dio.

 

México puede, sin embargo, asociarse con Canadá, país al que Trump también avisó del arancel a todos sus productos, a pesar de que Justin Trudeau ya no nos ve con buenos ojos como aliado comercial.

 

A ver.

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Si de entrada la inscripción al concurso para la selección de los juzgadores del bienestar resultó ser un cochinero, ¿cómo será la elección de los nombres que estarán en las boletas de votación y después la votación en sí?

 

Y es que nadie con dos dedos de frente cree que en tres días se hayan registrado, en las plataformas del Ejecutivo y el Legislativo, más de 18,000 aspirantes, cuyos nombres y preparación ni siquiera se han hechos públicos, a diferencia de los candidatos inscritos a través de la plataforma del Poder Judicial.

 

En las redes alguien hizo un ejercicio para determinar cómo fue posible la multiplicación de candidatos y encontró, que para llegar a esa cifra, debió registrarse un candidato cada dos minutos.

 

El caso era demostrar que la convocatoria no había sido un fracaso; ya después veremos.

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En Tabasco, la víctima principal de la violencia desatada es… ¡El gobernador Javier May!

 

Fieles a la costumbre, los dirigentes de Morena en la entidad publicaron un desplegado lamentando que los hechos de violencia cotidiana, que provocan muertos y desaparecidos, se utilice para criticar al pobrecito gobernador.

 

De nada le sirvió a May incorporar a su gabinete, como secretario de gobierno, a José Ramiro López Obrador, hermano de ya saben quién, que por cierto se ha negado a recibir al mandatario estatal.

 

Quién sabe por qué.

 

      @adriantrejo