El presidente electo Donald Trump envió al mundo el mensaje de que nadie estará al margen de sus políticas.
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Al anunciar aranceles de 25% para los productos provenientes de Canadá y México, los dos principales socios comerciales de Estados Unidos y en teoría protegidos por un acuerdo de libre comercio, el presidente electo Donald Trump envió al mundo el mensaje de que nadie estará al margen de sus políticas.

“El simple hecho de que apunte a México y a Canadá, sobre todo a Canadá, es una locura. Se trata del más cercano y antiguo aliado de Estados Unidos”, se alarmó Petros Mavroidis, profesor en la Universidad de Columbia.

Trump “asume el riesgo de enfrentarse con sus aliados”, añadió. Los dos países se consideraban protegidos: el acuerdo de libre comercio T-MEC que los une a Estados Unidos debe revisarse el año próximo, pero fue firmado durante el primer mandato de Trump, que en su momento lo presentó como “el mejor y más importante acuerdo comercial jamás firmado por Estados Unidos”.

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Pero al anuncio de estos aranceles, que incluye un incremento de derechos aduaneros para los productos chinos, muestra “que no hay diferencia” entre aliados y rivales de Estados Unidos para Donald Trump, destacó Erin Murphy, investigadora del Center for Strategic and International Studies (CSIS) en Washington.

Aunque en el mundo “estas decisiones claramente no son bienvenidas, tampoco son inesperadas”, añade Murphy.

Durante la campaña, el presidente electo presentó los aranceles como pilar de su política económica y anunció cifras de 10% a 20% para todos los productos que ingresen a Estados Unidos y entre 60% y 100% para los productos chinos.

La idea persigue tres objetivos: financiar un recorte de impuestos que tiene previsto, incitar a las empresas a instalarse y producir en EU para aprovechar su mercado interno y utilizar los derechos aduaneros como moneda de cambio para futuras negociaciones comerciales.

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Pero para Bernard Yaros, economista de Oxford Economics, no hay duda de que los socios comerciales en Europa y Asia no dudarán en tomar represalias que “golpearán realmente el crecimiento” tanto en Estados Unidos como en el resto del mundo.

Su propio camino

“Europa no dará a Trump lo que desea. Habrá derechos aduaneros sobre los productos europeos y Europa aplicará (aranceles) sobre toda una gama de productos estadounidenses, entre ellos algunos muy simbólicos como las naranjas, los iPhones o el whisky”, anticipa Gary Hufbauer, investigador del Peterson Institute for International Economics (PIIE).

Los países asiáticos más ricos, como Japón y Corea del Sur, tomarán “medidas de represalia sin ir a una escalada”, estima Murphy.

El resto del mundo podría recurrir a la OMC, pero nada obligaría a Estados Unidos a respetar las decisiones de este organismo.