En las décadas de los ochentas y noventas, se hablaba de la “colombianización’’ del país para referirse al crecimiento de los cárteles de la droga nacional.
Este término se aplicaba igual en otros países, en Estados Unidos y Europa, y los ciudadanos del país sudamericano eran sometidos a revisiones que no se hacían a los de otros países en las aduanas de entrada fuera de su territorio.
México le ha arrebatado a Colombia, por derecho propio, ese adjetivo despectivo.
Desde hace años, en Europa se habla de la “mexicanización’’ de la delincuencia organizada, por ejemplo en Francia y España, hasta dónde se han exportado los métodos de ejecución de los cárteles nacionales.
Ahora, nuestros socios comerciales, Estados Unidos y Canadá, utilizan el mismo apelativo para desacreditar el papel del país en el T-MEC.
Durante la reunión que sostuvieron el fin de semana Donald Trump y Justin Trudeau, según la embajadora de Canadá en Washington, Kirsten Hillman, informó que se le hizo ver al presidente estadounidense electo, que no hay comparación entre la frontera Canadá-Estados Unidos y la frontera México- Estados Unidos “que no hay comparación entre la frontera Canadá-Estados Unidos y la frontera México-Estados Unidos’’.
Días antes, el primer ministro de la provincia de Ontario, en Canadá, dijo que comparar a su país con el nuestro “era insultante’’.
Según la embajadora Hillman, la reunión entre Trump y Trudeau fue suficiente para convencer al estadounidense para que desistiera de su intención de aplicar aranceles a los productos canadienses.
Hubo, dijo, el compromiso de combatir la inmigración ilegal y el tráfico de drogas, pero también la convicción de que no se puede dar el mismo trato a Canadá que a México.
Aquí, la presidenta Claudia Sheinbuam, que en los primeros días de la semana había hablado con Trump, dijo que se está viendo una posible visita al mandatario estadounidense.
¿Qué argumentos podría esgrimir en defensa de nuestro país?
****
En Sinaloa, el más interesado en que se aplique la encuesta de revocación de mandato es el propio gobernador Rubén Rocha Moya.
Y no es porque quiera tirar el arpa, sino todo lo contrario.
Rocha sabe que una elección así puede ser fácilmente manipulada con dinero.
Llevarlo al pretendido “juicio social’’ sería una simulación de la que saldría fortalecido, pues las estructuras del poder político y económico en la entidad están en manos de Morena y algunos socios.
Así que a pesar de los cientos de muertos y desaparecidos desde el mes de octubre, lo que menos le importa a Rocha es que pudiera concretarse ese recurso -que por lo pronto no aplica-, del cual saldría vencedor.
Lo preferible es que se quede a terminar su mandato y hacerse responsable del tiradero que va dejando.
****
Las masacres del fin de semana, infaltables, ocurrieron en Apaseo El Alto, Guanajuato, y en Jiutepec Morelos, ambas entidades acosadas, desde hace años, por la delincuencia organizada y la desorganizada también.
Nueve muertos en el primer municipio y 7 en el segundo, ya dejaron de ser noticia.
El pueblo “bueno y sabio’’ ha normalizado esas masacres, sea cual haya sido el motivo.
No hay asombro ni mucho menos queja; del escándalo pasamos a la resignación y a la justificación de que esas matanzas ocurren porque “seguro andaban en algo malo’’ o “se lo merecían’’.
Cada fin de semana supera en muertos al anterior, pero aquí no pasa nada, aunque pase todo.
@adriantrejo