Si bien es cierto que el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) para el año próximo, aprobado por el Congreso de la Unión y presentado hace un par de semanas por el titular de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), Rogelio Ramírez de la O, contempla un aumento en los recursos que se destinarán al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), al Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado y al IMSS-Bienestar con 3.5%, 2.8% y 23.3%, respectivamente; la realidad es que en 2025, se le presentará al sector salud mexicano un panorama sumamente complicado en razón de que la SHCP propuso un gasto federal en la materia por 881 mil millones de pesos, 12.2% menos (122 mil millones de pesos menos) en relación a lo aprobado en 2024. Esto significa el monto más bajo desde 2022.
Para dimensionar la seriedad de esta coyuntura, consideremos que la Secretaría de Salud, encabezada por el doctor David Kershenobich Stalnikowitz, tendrá que afrontar su gigantesca responsabilidad con un presupuesto de 66 mil 693.2 millones de pesos después de que la Cámara de Diputados determinó disminuir en 34% sus recursos. El año pasado esta dependencia, considerada trascendental en temas de justicia social, recibió 111 mil 114.1 millones de pesos.
Hay mucha preocupación…
Y como botón de muestra podemos tomar el documento titulado “Gasto para Salud en 2025: Recorte en hospitales y para población en seguridad social”, presentado el pasado 28 de noviembre por el Centro de Investigación Económica y Presupuestaria, A.C. (CIEP), donde se acota que el presupuesto para el año próximo no atiende las desigualdades ni las brechas presupuestarias del sector, donde la población con IMSS-Bienestar sería el grupo más afectado, toda vez que los gastos comprometidos, las presiones fiscales y la falta de prioridades en el sector salud quedaron claramente reflejados en los recortes propuestos en el PEF 2025 para la población que no cuenta con seguridad social, pues vería una caída en el gasto de mil 400 pesos por persona, situación que contrasta con los aumentos planteados para los derechohabientes del IMSS e ISSSTE. Asimismo, todos los hospitales e institutos nacionales tendrían recortes, siendo los más significativos los que sufrirán los institutos de pediatría, nutrición y cancerología. Y las partidas de medicamentos y la salud mental también se verán afectadas por estas disminución presupuestal.
Por su parte, México Evalúa consideró, en un documento que le entregó a las comisiones de Presupuesto y de Salud de la Cámara de Diputados, que con el PEF2025 el impacto en el sector salud derivará en un considerable ensanchamiento de las brechas presupuestarias entre asegurados y no asegurados a un nivel no visto en 20 años; además de que se presentará un retroceso en la equidad de los estándares de atención entre los ciudadanos que se reflejarán en la falta de citas y en el desabasto de medicamentos.
El sector salud en México ha experimentado numerosos cambios y reformas en los últimos años y la realidad es que nuestro país aún no cuenta con un sistema de salud consolidado. Pero, más allá del falso espejismo danés que nos vendió durante un sexenio el expresidente López Obrador, hay que reconocerle a la presidenta Claudia Sheinbaum y al secretario Kershenobich que ambos están enfocados en lo concreto y lo tangible. Y en esta coyuntura, la salud de millones de mexicanos debe ser considerada un verdadero desafío para el futuro del país.
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