La Asamblea Nacional francesa aprobó una moción de censura contra el gobierno de Michel Barnier, primer ministro designado por Emmanuel Macron hace menos de 100 días. La medida, impulsada por diputados de izquierda y extrema derecha, no solo marca el fin del mandato más breve en la Quinta República, sino que intensifica el debate sobre el futuro político del presidente.
Con 331 votos a favor, la censura superó ampliamente la mayoría necesaria de 288, lo que rechazó, además, los presupuestos de 2025, piedra angular del plan de Barnier para reducir el déficit y la deuda pública. Este desenlace no afecta directamente a Macron, cuyo mandato culmina en 2027, pero debilita su posición en un momento crítico para la segunda economía de la Unión Europea.
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El panorama legislativo en Francia es complejo: la cámara baja se encuentra dividida en tres bloques irreconciliables (izquierda, centroderecha y extrema derecha). Barnier, considerado una figura de estabilidad, fue producto de una alianza entre el partido centrista de Macron y los conservadores de Los Republicanos (LR). Sin embargo, la oposición de Marine Le Pen y su Agrupación Nacional (RN), junto con la izquierda unida en el Nuevo Frente Popular (NFP), selló su destino.
Aunque el presidente se mostró firme desde Arabia Saudita, donde realiza una visita de Estado, al calificar de “política ficción” su posible dimisión, las críticas arrecian. Marine Le Pen sugirió que Macron debe reflexionar sobre su continuidad, mientras líderes de izquierda consideran un adelanto electoral como única salida viable. Sin embargo, la Constitución francesa dificulta esta opción antes de julio.
El desafío inmediato para Macron es designar a un nuevo primer ministro. Entre los nombres mencionados destacan Sébastien Lecornu, actual ministro de Defensa, y François Bayrou, aliado centrista. No obstante, el entorno del presidente aún no descarta alianzas con socialistas moderados o incluso pactos con LR para evitar nuevos episodios de inestabilidad.
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La caída de Barnier refleja un clima político y social tenso en Francia, exacerbado por huelgas, protestas agrícolas y un contexto económico delicado. Este episodio, sumado a la crisis de gobierno en Alemania, amenaza con debilitar el liderazgo europeo justo cuando Donald Trump busca un regreso al poder en Estados Unidos.
Mientras tanto, Le Pen emerge como favorita en las encuestas para 2027, aunque su futuro político podría truncarse si en marzo es inhabilitada por la justicia.
LDAV