No se puede escatimar el reconocimiento a las acciones policiacas que derivaron en la incautación de más de una tonelada de pastillas de fentanilo, que según López Obrador México no producía.

 

Un importante logró para la administración de Claudia Sheinbaum y del propio secretario de Seguridad, Omar García Harfuch.

 

Aunque faltan detalles sobre el decomiso y algunas aclaraciones pertinentes, como el hecho de que cómo es posible que el grupo que cocinó tal cantidad del opioide sólo tenía a dos sujetos como vigilantes, encargados o como quiera llamarles, de un cargamento multimillonario en dólares.

 

Y cómo era posible que, de acuerdo con la información oficial, el cargamento estaba listo para ser transportado en una camioneta propia de quienes compran “colchones, estufas, lavadoras, microondas, tambores y refrigeradores’’ y no en un convoy blindado, de esos que todos saben que existen pero nadie detiene.

 

Como sea, el golpe deberá provocar una reacción del grupo afectado, pues la pérdida fue muy alta, lo que seguramente recrudecerá la violencia en Sinaloa.

 

Porque si bien es cierto que García Harfuch fue al rescate del soldado Rubén Rocha Moya, falta un largo trecho para que esos decomisos y capturas espectaculares se reflejen en la consecución de la paz en la entidad, sobre todo en Culiacán y Mazatlán.

 

Mientras no se reanuden las actividades escolares, la actividad económica y la gente pueda hacer su vida sin temor a encontrarse en medio de un tiroteo, los decomisos y las capturas, como las de Jehonany Valdez, “el Quinientos’’, solo serán victorias personales para García Harfuch, pero no para la sociedad.

 

Pero de que el golpe fue severo, ni duda cabe.

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El asesinato de un sujeto presuntamente relacionado con un cantante de corridos tumbados, ocurrido en un restaurante de Polanco, no debe pasar como un episodio más.

 

Son varios ya los ajusticiamientos que ocurren en restaurantes de las mejores zonas de la Ciudad de México y, aunque presumiblemente los muertos tenían algo que ver con grupos de la delincuencia organizada, lo peor que le puede pasar a la capital del país es que se normalicen esa clase de hechos.

 

Mucho trabajo, pero de verdad mucho, tiene Clara Brugada enfrente para evitar que el control de la inseguridad se le salga de las manos.

 

Ojalá que entre su enfermedad y sus muchos otros planes como las “Utopías’’, encuentre un tiempo para analizar fríamente (y reconocer) que desde hace décadas los capos viven en esta ciudad.

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Javier Corral ya comenzó a sentir el rigor de los duros de Morena, que lo ven como un advenedizo por el solo hecho de haber votado en contra de la desaparición de los organismos autónomos, los mismos que, en su etapa de panista, ayudó a construir.

 

Su voto en contra no sólo molestó a Gerardo Fernández Noroña, quien no se anduvo por las ramas al decir que el chihuahuense fue “rescatado de ir a la cárcel’’ y que al negar su aval a la desaparición de los autónomos “enviaba señales de malagradecido’’.

 

La actitud de Corral también molestó a Adán Augusto López, que esperaba un voto unificado, esperanza que rompió Corral con su voto diferenciado.

 

El expanista dijo ayer que había renunciado al blanquiazul “no a mis principios ni mis valores’’, lo cual está bien en el discurso, pero que en la bancada de Morena, en dónde se exige el 150% de lealtad “al movimiento’’, eso ya raya en la rebeldía.

 

Y eso no se tolera.

 

        @adriantrejo