Rita Segato
Foto: FIL Guadalajara. La también antropóloga Rita Segato dio una conferencia magistral como parte del programa FIL Literatura en Guadalajara.  

Durante una de las tardes-noches de la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara, la escritora argentina Rita Segato (Buenos Aires, 1951) acudió a uno de los salones para dictar la conferencia magistral Para qué pensar el cuerpo en tiempos de fin del mundo, como parte de las actividades del programa FIL Literatura.

De entre todas las reflexiones que arrojó a lo largo de su intervención, destaca su explicación sobre lo que significó, en los años setenta, la introducción de la palabra “género” y cómo este permitió pensar la “no determinación biológica”, por lo que desafió las concepciones occidentales que vinculaban cuerpo, personalidad y sexualidad “de manera rígida”.

Trazó una especie de mapa-recorrido a través de los conceptos de cuerpo, género y construcción de identidad “en un mundo marcado por la violencia y el apocalipsis”. Recalcó lo que es, en sus palabras, la antropología feliz. “Representa una era en donde la violencia de género no era un tema presente”, indicó. 

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Para ello, recordó cuando trabajó en un campo en Recife, Brasil, donde pese a lo tormentoso de las condiciones, “no se hablaba de feminicidio ni de violencia doméstica (…), el concepto de género aún no se hallaba en circulación, y la distinción entre roles masculinos y femeninos no estaba atada a una determinación biológica estricta, sino que dependía de una construcción social más flexible”.

En la actualidad, sin embargo, en lo que la autora de La guerra contra las mujeres llama “presente apocalíptico”, se observa que “hay un creciente reconocimiento de la violencia como un fenómeno estructural, donde los crímenes sexuales son entendidos no como actos de dominación, sino como discursos que reflejan una opresión mucho más profunda”.

Es en este presente (apocalíptico), señala la pensadora, “donde la violencia de género se ha convertido en un fenómeno sistemático y profundamente arraigado”, donde “el cuerpo ya no es simplemente un órgano biológico, sino que se convierte en un campo de batalla político, social y cultural”.

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También profundizó en temas como la conciencia de género, el cuerpo como no garantía de identidad, la violencia sexual y la impunidad (sobre todo en las sociedades poscoloniales) y aprovechó para relatar su experiencia en Ciudad Juárez, México, donde señaló que reforzó su teoría de que los crímenes de género no son sólo violencias individuales, sino que representan, o se presentan, como un espectáculo de impunidad, en el que el sistema político y social reproduce la violencia de género y la hace invisible.

Finalmente, de entre todo lo que abordó, también aprovechó para cuestionar las nociones tradicionales de género, cuerpo y violencia, exhortando a priorizar un enfoque flexible y crítico que permita comprender la interrelación entre las estructuras sociales, políticas y culturales que afectan a las mujeres.