La sorpresiva caída del régimen de Bashar Al-Assad, tras más de cinco décadas de dominio en Siria, alteró profundamente el panorama político en Oriente Medio. Este desenlace, producto de una combinación de conflictos internos, tensiones regionales y rivalidades globales, inaugura un periodo de incertidumbre para Siria y la región.
Agustín Berea, investigador de la Universidad Panamericana, explica que el colapso de Assad “ocurrió en un contexto de desgaste acumulado”. Entre los detonantes destacan los 14 meses de confrontaciones entre Israel, Hamas, Hezbolá y otras fuerzas de la región.
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El futuro de Siria se perfila fragmentado. Según Berea, los kurdos en el norte “probablemente conservarán cierta autonomía”, mientras las regiones alauitas, que apoyaron al régimen, podrían buscar independencia parcial con el respaldo de Rusia, interesada en mantener el acceso estratégico al Mediterráneo a través de la base naval de Tartus.
Gran parte del territorio sigue siendo un campo de disputa. Grupos rebeldes respaldados por EU y Turquía lograron avances significativos en el norte, pero aún no controlan Damasco. En tanto, millones de sirios celebran la posibilidad de reconstruir su país, aunque persisten las amenazas de facciones islamistas vinculadas a Al-Qaeda y otros grupos radicales.
La historia sugiere que tras la caída de regímenes opresivos, la inestabilidad es común. Berea recuerda el ejemplo de la Revolución Mexicana, donde el derrocamiento de un régimen derivó en años de caos al no consolidarse un liderazgo político efectivo.
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En el plano internacional, el reacomodo es complejo. Rusia busca conservar su influencia, mientras que Irán enfrenta un retroceso en su capacidad de maniobra. Turquía, por otro lado, consolida su protagonismo al apoyar a rebeldes en el norte. Por su parte, EU y Europa, interesados en evitar un gobierno islamista, seguirán con el respaldo a los kurdos.
“La estabilidad es la gran incógnita en un panorama donde el cambio parece ser la única certeza”, concluye Berea.
Europa suspende solicitudes de asilo provenientes de Siria
Europa tomó medidas drásticas frente a la crisis siria, al suspender temporalmente la tramitación de las solicitudes de asilo de ciudadanos sirios, justo tras el colapso del régimen de Bashar al Assad.
Cinco países de la UE junto a Noruega, Suiza y Reino Unido, anunciaron la suspensión, al hacer referencia a la “incertidumbre” política que reina en Siria. Francia también evalúa tomar decisiones similares en breve.
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La medida llega en un contexto de auge de la extrema derecha en Europa, que aumentó la retórica antiinmigrante. Los gobiernos argumentan que la situación en Siria es impredecible y justifican la suspensión por la necesidad de revaluar los casos existentes.
Mientras tanto, la ONU pidió cautela al considerar el regreso de los sirios, ante un panorama que continúa marcado por la violencia. Recientemente, se encontraron cuerpos con señales de tortura en hospitales de Damasco, lo que subraya la brutalidad del régimen.