El espíritu navideño comienza a permear en los hogares desde los primeros días de diciembre. Las casas se adornan con pinos, nacimientos, botas, nochebuenas, trenecitos. La Navidad y el Año Nuevo ya están a la vuelta de la esquina. Santa Claus y los Reyes Magos están en camino.
La Navidad mexicana es particularmente colorida y rica: bacalao, buñuelos, posadas, romeritos, pastorelas. Cada país tiene su modo de celabrar estas fiestas. En Islandia, por ejemplo, Santa Claus no es quien lleva los regalos a los más pequeños. Allí se espera, no se sabe si con emoción o con terror, a una ogra conocida como Gryla. Antiguamente se creía que este ser bajaba de las montañas el 24 de diciembre para saciar su apetito de niños malos. Su figura proviene de un mito medieval que los padres utilizaban para asustar a los niños que se portaban mal.
Sin embargo, a partir del siglo XVIII, el gobierno islandés prohibió que este mito se utilizara para atemorizar a los pequeños. En consecuencia, Gryla se volvió un personaje que también podía traer regalos a aquellos que se habían portado bien durante todo el año. Además de Gryla, aparecen otros personajes conocidos como los Yule Lads. Éstos son trece duendes, hijos de Gryla, que se aparecen durante los treces días anteriores a la Navidad para hacer maldades.
En Suiza, la figura emblemática de estas fechas no es Papá Noel sino la cabra de Gävle. Esta figura surgió en 1966, cuando un asesor publicitario propuso hacer una enorme cabra de paja en diferentes comunidades. La cabra más emblemática es la de la ciudad de Gävle. Llega a medir hasta 12 metros de altura y se coloca en la Plaza del Castillo desde el primer día de adviento hasta los primeros días de enero.
Aunque originalmente era una tradición cuyos fines no iban más allá de lo ornamental, desde el primer año en el que se colocó, alguien intentó quemarla. A partir de entonces, cada diciembre alguien intenta quemarla, aun sin importar que es ilegal.
Por desgracia, los pirómanos tienen éxito la mayoría de los años. Es raro, de hecho, que las cabras logren sobrevivir más de dos años consecutivos. En 2023 lo hizo, aunque no se escapó de su otro enemigo, las aves, quienes la devoraron lentamente.
Ya me imagino la cantidad de carbón que Santa Claus debe repartir a todos estos malhechores allá en Gävle.
Sapere aude!
@hzagal