En 2002, el entonces Arzobispo Primado de México, Norberto Rivera pidió 131 millones de pesos (mdp) de la época a una empresa de Estados Unidos, por el uso exclusivo, durante 5 años, de la imagen de la Virgen de Guadalupe.
Lo anterior se dio a conocer en abril de 2003, cuando el impresor Othón Corona Sánchez demandó a Rivera Carrera y el entonces rector de la Basílica, Diego Monroy, por la comercialización ilegal de la imagen de “La Morenita”.
Según Corona Sánchez, como relató a Proceso, Monroy, con el beneplácito el Cardenal habría cedido los derechos de la imagen de La Guadalupana a la empresa estadounidense, Vitran por 12.5 millones de dólares, lo que puso de manifiesto:
“La soberbia y la desmedida ambición del cardenal, así como la del rector que impuso en la basílica, Diego Monroy, me orillaron a recurrir a las instancias judiciales ¡Me robaron! ¡Me engañaron! Y aparte le están mintiendo a todo el pueblo de México Ahora sólo muerto podrán detenerme”.
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El empresario se encargó de la digitalización de la imagen de la tilma y del retrato de Juan Diego, además del logotipo de la última vista del Papa Juan Pablo II a México, en junio de 2002.
En ese entonces, uno de los abogados del quejoso, Carlos Ruz definió el caso de la siguiente manera:
“Nos estamos enfrentando con tipos maquiavélicos de la peor ralea, que además se mueven en las altas esferas políticas y sociales. De ahí que seamos muy cuidadosos con lo que decimos a la prensa, para que sus abogados no nos cierren algunas puertas”.
Y aunque los religiosos jamás se presentaron a los citatorios, estos enfrentaron demandas civiles y penales por dicha acción.
Según los reportes de prensa de la época, los abogados del impresor detectaron que empresas productoras de artículos religiosos, como Will & Baumer de México e Industria San Juan Diego utilizaban, ilegalmente, el logotipo papal, creado por Corona, y comercializado por Viotran.
Según algunas versiones, el contrato Rivera y Monroy con Viotran, gestionado por su representante en México, María Teresa Herrera Fedyk, le cedía por 5 años y de manera exclusiva, el uso de la imagen de la Virgen de Guadalupe para la producción de cualquier tipo de productos.
Además de que la Basílica se comprometía a que cada artículo tendrá una “bendición especial” y las utilidades de las ventas mundiales “se repartirían por partes iguales” entre Viotran y la “casita de la morenita” (como se le conoce a la Basílica).
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Al respecto, Norberto Rivera dijo en una misa dominical que:
“Creo que es una rotunda mentira el decir que la imagen original de la Virgen de Guadalupe se ha vendido, se ha concesionado en exclusiva a alguna persona porque nadie puede tener la exclusiva de la Virgen de Guadalupe”.
Pese a ello, Proceso dio a conocer una parte de la terminación del contrato, que presuntamente habría funcionado del 31 de marzo al 30 de marzo de 2002.
Además, la propia empresa, días después de darse a conocer el caso, se deslindó de Herrera Fedyk: “en este momento, nosotros no tenemos nada que ver con la señora Herrera Fedyk Ella ya no es nuestra representante en México”.
En los días siguientes del escándalo, tanto el arzobispo como el rector de la Basílica dieron versiones encontradas de los hechos, primero lo negaron, luego lo reconocieron a medias, aunque, en mayo de 2003, la entonces Procuraduría General de la República informó que no había delito que perseguir.
En un comunicado, la dependencia señaló que el acuerdo mencionado no era “constitutivo de delitos del orden federal”, además de que, con base en la opinión expertos:
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“La imagen de la Virgen de Guadalupe es cultural y socialmente reconocida como una imagen creada por una entidad divina, por lo que no puede ser tutelable por la Ley Federal del Derecho de Autor (…) De acuerdo con la ley referida, autor es la persona física que ha creado una obra literaria y artística, por lo que no existe violación alguna a dicho ordenamiento, ni a la normatividad penal, ni a otras leyes”.
Tras 14 años, en su carta de despedida de la feligresía luego de que el Papa Francisco aceptara su renuncia, el cardenal Norberto Rivera señaló que:
“Pido perdón por mis debilidades y omisiones. Al final de mis días espero encontrarme con mi Salvador, rico en misericordia”.
leo