En pleno frenesí proselitista para hacerse de la Presidencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), la ministra obradorista Yasmín Esquivel Mossa presume jubilosa la Navidad adelantada que le llegó vía el Quinto Tribunal Colegiado Federal en materia administrativa.

Recargándose en su pesado influyentismo, la esposa del contratista consentido del expresidente López Obrador, José María Riobóo Martín, logró que la “justicia” mexicana amordazara y silenciara a la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) con respecto al vergonzante tema de su tesis de licenciatura plagiada.

Pero mientras ella se asume como la verdadera ganadora en este conflicto, asegurando que “hoy queda aclarado y concluido lo que fuera un infundio”, la realidad es que lo que sucedió fue que nuestra Máxima Casa de Estudios fue forzada a dejar sin efecto el procedimiento con el que estaba revisando si la tesis “Inoperancia de los sindicatos en los trabajadores de confianza del Artículo 123 Apartado A”, con la que se tituló como licenciada en Derecho por la UNAM en 1987, le fue plagiada a su verdadero autor, Édgar Ulises Báez.

Doña Yasmín se dice atacada, calumniada e injuriada, al tiempo que asegura ser defensora y respetuosa del Estado de Derecho. Sin embargo, con su proceder demostró todo lo contrario, pues movió cielo, mar y tierra para que el asunto se barriera debajo de la alfombra y que jamás se supiera la verdad.

Y es que, seamos sinceros, quien está cien por ciento seguro de ser el autor de su tesis, en automático se convierte en el primer interesado en que todo quede aclarado ante la opinión pública. El que nada debe, nada teme. Pero no. La señora Esquivel Mossa, desde que Guillermo Sheridan publicó en Latinus su investigación sobre el plagio (21 de diciembre de 2023), se dedicó en cuerpo y alma a bloquear todos los esfuerzos encaminados en dar a conocer su trampa.

Gracias al fallo del ya mencionado Quinto Tribunal Colegiado Federal en Materia Administrativa, la UNAM tiene que enterrar este escándalo, el cual arroja dos conclusiones: Nadie, en ningún momento, ha dicho que efectivamente Yasmín Esquivel no plagió su tesis de licenciatura y, para su buena fortuna, no se le puede retirar el mal habido título de licenciada en Derecho. Por lo tanto, su camino hacia la cima (apoderarse de la Presidencia de la Corte) ha quedado despejado.

Episodios como éste envían un mensaje terrible a las nuevas generaciones, en específico a todos los jóvenes mexicanos que en estos momentos se encuentran en las aulas estudiando para convertirse en licenciados en Derecho: Mientan, plagien, hagan trampa… al final las recompensas serán gigantescas.

No me queda más remedio que secundar las palabras del periodista Carlos Marín: “Buena voluntad, ética, integridad y honestidad académicas no están en la tabla de valores de la señora Esquivel”.

 

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