Se trata de la generosidad, de la cesión sabiendo que perdiendo se gana. Y eso no lo entienden o no lo quieren entender los políticos en la actualidad.

El vacío que dejan entre la ciudadanía es obvio. La ausencia de respuestas y resultados hacen que el ciudadano vote por propuestas políticas que son ricas en la forma, pero vacías en el contenido.

Pero en alguna ocasión sí hubo políticos de verdad. Disraeli fue uno de los políticos más importantes en el siglo XIX, consolidó y supo consolidar a Gran Bretaña como nación. De Gasperi sacó a Italia de las cenizas de la Segunda Guerra Mundial y fue uno de los hacedores de lo que hoy conocemos como la Unión Europea. Pero hubo otros, Schumann o Adenauer también participaron en la construcción. Más tarde los alemanes Helmut Kohl, Helmut Schmidt y el español Felipe González fueron los depositarios de aquellos prohombres de la política del siglo XIX y XX. Supieron entender perfectamente el concepto global del estado. La última gran política sin duda fue la también alemana Angela Merkel. Mientras sus colegas europeos miraban de soslayo, Merkel abrió sus fronteras para dejar pasar, primero a cerca de un millón de kurdos y después a cientos de miles de ciudadanos sirios que huían de la guerra para que no los asesinaran. Merkel sabía que eran medidas impopulares y que podían pasarle factura. Sin embargo, no podía permitir dejar en el abandono a millones de personas. Esa fue la grandeza  y la valentía de Angela Merkel.

Hoy en el mundo buscan su beneficio personal, el individualismo por encima del bien común. Por eso no se sale adelante; por eso en España por ejemplo, seguimos con políticos que dan una mezcla de vergüenza y asco.

¿Dónde quedaron los políticos de verdad? Podemos seguir mirando hacia el futuro, pero los políticos tienen que cuidar a la comunidad, no a su “comunidad”.

 

       @pelaez_alberto