Sinaloa va a ser la evidencia -si no es que la prueba- de que México y Estados Unidos van a establecer ya no se diga pacto, convenio o acuerdo, sino cuando menos alguna ruta más o menos coincidente para convertir la liquidación del Cártel de Sinaloa en el principio de políticas de seguridad que afectan a las dos naciones.

Estados Unidos le dio un escobazo al panal del narco mexicano con el secuestro de Ismael El Mayo Zambada, en su momento coordinador en funciones del grupo de El Chapo, aunque enfrentando ya división entre los dos grupos definidos: Los Chapitos y Los Mayitos.

El secuestro de El Mayo careció de una estrategia de articulación de funciones y hasta ahora México y Estados Unidos van cada quien por su lado y por lo tanto contribuyendo a la violencia suelta de la delincuencia en Sinaloa y desde luego que en estados vecinos.

El Gobierno mexicano está dejando en el escenario la imagen de que hay una articulación de estrategias federales en el espectro civil-militar de la seguridad, y esa fue la impresión que se quedó con el relevo tardío -aunque necesitado de tiempo para la neutralización de grupos de poder incrustados en la seguridad estatal- del secretario local de Seguridad Pública.

Si EU insiste en imponer sus condiciones sobre la estrategia de seguridad de México, la crisis va a seguir existiendo y expandiéndose en tanto que los capos presos en Estados Unidos siguen teniendo influencia y líneas de instrucciones hacia los grupos en pugna en Sinaloa.

Y la gran decisión se tomará cuando el gobierno federal mexicano pase a la acción operativa contra las estructuras territoriales, financieras, sociales y de redes de poder del cártel de El Chapo, aunque pareciera ser que está esperando a un desgaste mayor de Los Chapitos y Los Mayitos.

En este escenario, la verdadera guerra de narcos en Sinaloa todavía no ha comenzado y se iniciará cuando las estructuras delictivas pasen de la defensiva a la ofensiva.

 

Zona Zero

  • La deportación del capo Osiel Cárdenas Guillén a México, después de ser exprimido por las autoridades para sacarle jugo de su información sobre el crimen organizado en México y sus redes políticas de poder, tiene que aclarar un dato oficial: a pesar de que Los Zetas, el grupo de Osiel, prácticamente ya no opera en México, en Estados Unidos constituye el quinto grupo que contrabandea y distribuye drogas mexicanas dentro del territorio americano, según reportes de la DEA. En el caso de Osiel hay espacios vacíos de información.
  • Los mejores deseos de esta columna a los lectores de 24 HORAS.

 

(*) Centro de Estudios Económicos, Políticos y de Seguridad.

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