Los “apagones” que se produjeron recientemente en España y en otras partes de Europa, representan una advertencia muy seria de lo vulnerable que puede ser el ser humano y cómo, con tan sólo un clic podemos volver a una involución de muchos años.
Los expertos han dado respuestas muy peregrinas a lo que ocurrió. Unos señalan que pudo haber sido un incendio en algún punto del sur de Francia. Otros expertos apuntan a que pudo haber sido por un ascenso o derrumbe muy pronunciado de las temperaturas atmosféricas. Otros hablan de una sobretensión. Cualquiera de estas afirmaciones parecen poco creíbles.
España es el tercer país más grande de Europa después de Rusia y Francia. La extensión de España es de más de medio millón de kilómetros cuadrados. No parece razonable que por una subida o bajada de temperaturas, un incendio o una sobretensión pueda producirse un apagón de esas características que dejó a todo el país a oscuras. Porque además no solamente ocurrió en España, simultáneamente ocurrió en Portugal, Andorra, el sur de Francia, parte de Austria, Italia y Alemania.
No podemos descartar la posibilidad de un ciberataque, no digo que haya sido, digo que existe una posibilidad y una posibilidad real. No sería la primera vez que España sufre un ciberataque.
No olvidemos que hoy las guerras no solamente son convencionales con bombas y balas. No. También está la guerra de los aranceles, las económicas, las frías o las guerras energéticas.
Lo que vivimos con el apagón evidenció la vulnerabilidad del ser humano. Nos dimos cuenta de la dependencia tecnológica que tenemos. Y también nos percatamos que la tecnología y la alta tecnología están sujetas con pinzas. Vimos que cuando se cae algo tan indispensable como la luz volvemos al siglo XVIII y podemos llegar al auténtico colapso.
@pelaez_alberto
