Que Israel parece que quiere acabar con todos sus enemigos que tiene en origen medio es bastante claro. Son muchos y lejanos. Tanto que van más allá del propio Pakistán.

En el tablero de ajedrez de Oriente Medio –cada vez más complicado– aparece un actor nuevo. En realidad, existe desde hace mucho pero se ha hecho muy notorio en los últimos meses, se trata de los terroristas hutíes de Yemen, un país sureño de la península arábiga.

Yemen vive sumido en la pobreza y en una guerra desde hace muchos años. Los hutíes controlan más del 30 por ciento de Yemen y traen un enemigo a batir. La bestia negra para abatir no es Israel. Es Arabia Saudí. Yemen es un apéndice de la península, se trata del hermano pobre que ha sido siempre despreciado por los saudíes. Además, la gran mayoría de Arabia Saudí es sunita. Los hutíes son chiitas y por lo tanto marginados del resto. Todo ello ha fomentado el rencor. Por eso los hutíes bombardean todos los barcos petroleros que salen de los puertos arábigos. Para diezmar la economía de Arabia Saudí.

El siguiente enemigo sí es Israel. Yemen es el hermano menor de Irán. Los persas sí son chiitas igual que los hutíes y jamás dejarán que Israel bombardee Irán. Cada bombardeo tiene siempre una respuesta de los hutíes. Y no sólo eso, recientemente los terroristas hutíes llegaron incluso a bombardear el aeropuerto de la capital, Tel Aviv.

Israel continúa teniendo ventaja en este caos que hay ahora mismo en Oriente Medio. Eso le beneficia. Y es la mejor manera de poder ganar terreno y tal vez la guerra. El caos entre los árabes tanto sunitas como chiitas siempre es beneficioso para Israel.

 

      @pelaez_alberto

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