Antes de recibir a Bob Dylan y después de ser estrenado por Alejandro Fernández, el Pepsi Center, ubicado en el World Trade Center, será el escenario una discusión entre candidatos a la Presidencia en la que los aspirantes estarán aislados de medios, invitados y curiosos.
Con entradas separadas para invitados y candidatos, los medios confinados en una sala de prensa para más de 400 personas con red inalámbrica, y palcos en los que cada candidato podrá colocar a sus 50 invitados especiales como si fueran a disfrutar un espectáculo en una suite, el recinto quedará convertido en un gigantesco set de televisión donde se discutirá la plataforma de los candidatos.
La lista de los invitados ya fue entregada al Instituto federal Electoral para que nadie sin identificar pueda tener acceso al evento.
Adicionalmente se acondicionarán dos palcos para ubicar a personalidades invitadas por la propia autoridad electoral y el personal del IFE como consejeros y responsables de áreas operativas del instituto.
Los protagonistas del espectáculo, Andrés Manuel López Obrador, Enrique Peña Nieto, Gabriel Quadri y Josefina Vázquez Mota ingresarán a este escenario por un acceso especial, por la calle de Dakota, por el que sólo podrán entra ellos, mientras medios e invitados tendrán que usar la entrada principal, por la calle de Filadelfia.
De acuerdo con los planes, los asistentes sólo podrán circular por las áreas que les corresponde, de modo que los medios no tendrán acceso a los candidatos ni éstos se acercarán a la entrada principal. Al set sólo podrá ingresar el personal técnico, los candidatos y la moderadora, la periodista Guadalupe Juárez.
Fuentes que participan en la organización del debate dijeron a 24 HORAS que los equipos de los candidatos ya realizaron visitas de reconocimiento al sitio y la noche del martes se realizó un sorteo para definir la ubicación de los invitados en los palcos que se ubicarán frente a los aspirantes a la Presidencia.
Funcionarios del IFE hicieron un recorrido por el sitio el mismo martes por la tarde para conocer los espacios y supervisar los detalles técnicos de la transmisión, que está totalmente a cargo del propio órgano electoral por primera vez en la historia de los debates, ya que esa tarea se había encargado a la Cámara Nacional de la Industria de Radio y Televisión.