Fue un homenaje del pueblo y para el pueblo. No hubo discursos oficiales, pero sí mucha música a ritmo de mariachi. Juan Gabriel regresó ayer, por cuarta ocasión, al Palacio de Bellas Artes, pero a diferencia de las tres ocasiones anteriores, en esta última el Divo de Juárez recibió un homenaje póstumo.

 

Las puertas del que es considerado el máximo recinto cultural del país se abrieron para que miles de personas acudieran a darle el último adiós al famoso cantautor, quien dejó un legado de mil 800 canciones y llevó su música por todos los rincones del mundo.

 

En el multitudinario homenaje, que comenzó la tarde de ayer y que concluirá esta noche con aproximadamente 750 mil asistentes, entre los dos días de duración, participaron familiares y amigos del compositor, fallecido el 28 de agosto pasado en Santa Mónica, California, a los 66 años.

 

Fernando de la Mora, acompañado del Mariachi de mi Tierra, interpretó la que fuera la canción más emblemática del compositor michoacano, Amor eterno, frente a sus restos, que fueron ubicados en una urna colocada en el centro del vestíbulo del recinto. Una enorme fotografía con la imagen del Divo con los brazos abiertos cubrió el famoso mural de David Alfaro Siqueiros, Nueva democracia.

 

Luego llegó Aída Cuevas, quien no pudo contener las lágrimas mientras interpretaba Te lo pido por favor y Te sigo amando.

 

La primera guardia en honor al cantante fue encabezada por su hijo, Iván Aguilera; el secretario de Cultura, Rafael Tovar y de Teresa; y la directora del Instituto Nacional de Bellas Artes, María Cristina García Cepeda.

 

“Fue (Juan Gabriel) una figura absolutamente única, uno de los creadores que por la naturaleza de la canción se conecta con la colectividad”, dijo Rafael Tovar y de Teresa, en una breve conferencia de prensa previa al homenaje.

 

En la segunda guardia participaron sus colegas y amigos compositores, Martín Urieta y Roberto Cantoral Zucchi.

 

Afuera, sobre la Avenida Juárez, miles de personas provenientes de todo el país y otros lugares de Latinoamérica y Estados Unidos aguardaron durante horas con la ilusión de poder entrar al recinto y despedirse de su ídolo, cuyos restos fueron trasladados ayer de Ciudad Juárez, la urbe fronteriza que fue testigo de los primeros años de la carrera musical del intérprete.

 

Con flores, pancartas, pañuelos blancos y globos, los admiradores del autor de Querida y Siempre en mi mente, recibieron a su ídolo, a quien le juraron amor eterno, como dice su canción más emblemática.

 

Tras su paso por la CDMX, las cenizas del artista regresarán a Juárez de manera permanente, por petición del propio cantante.

 

Lo recuerdan los políticos

 

Varias personalidades de la política mexicana acudieron a darle el último adiós a Juanga, entre ellos César Duarte, gobernador de Chihuahua; Silvano Aureoles, gobernador de Michoacán; y la ex Primera Dama Marta Sahagún.

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