Los maestros que ocupaban desde hace casi cuatro meses la Plaza de la Ciudadela, en la Ciudad de México, se fueron retirando de manera paulatina. Mientras personal de limpieza del Gobierno capitalino retiraba la basura que dejaron los docentes, llegaron los nuevos habitantes para ocupar la plaza: los indigentes.
Antes de que quitaran las carpas, un grupo de personas sin hogar pidió a los maestros dejarlas, para que ellos las ocuparan. Así, hasta la tarde de ayer, indigentes permanecían en algunas de las carpas instaladas en el parque junto a la Biblioteca México, donde desde ahora ya es su morada.
Tras la retirada de los profesores de Chiapas, quienes se fueron a reforzar el plantón que todavía queda en Tuxtla Gutiérrez, el ánimo de lucha se desvaneció. Los alrededor de 200 maestros del Estado de México, Veracruz, Oaxaca y los menos de Michoacán y Guerrero, comenzaron a juntar sus pertenencias como casas de campañas, tarimas, cobijas y ropa.
“Personal de la CDMX vino a decir: ‘¿A qué hora se van?, porque vamos a pasar a recoger todo lo que dejen de basura’”, dijo Tonatiuh Vidal, maestro del Estado de México.
A los profesores ya se les ve cansados, pero apresurados, y no dejan de reiterar su compromiso de continuar con la lucha hasta abrogar la reforma educativa, pero ahora desde sus estados.
“La táctica en este momento cambia, pero te puedo decir que logramos mucho”, argumentó Vidal.
Mientras, en La Alameda las filas de autobuses se hacen notar y los choferes somnolientos limpiaban sus transportes al ritmo de la música, en tanto llegaban los docentes con sus pertenencias.
Uno que otro maestro hace compras de última hora en los puestos ambulantes de artesanías. Los comerciantes que rodean La Ciudadela aseguran que no les afectó el plantón magisterial, sino todo lo contrario: “es más, mejor llegaron a comprarme aretes o artesanías las maestras”, dijo uno de los vendedores.