SAN SEBASTIÁN. El director polaco Bartosz Kowalski ha llevado el concepto de la maldad a un primer plano en “Playground”, una historia de dos adolescentes que cometen un acto de brutalidad extrema visto desde una perspectiva distante y fría que acentúa lo escalofriante del filme.
La proyección hoy de “Playground”, que compite por la Concha de Oro del Festival de Cine de San Sebastián, se ha convertido en una de las comidillas de la quinta jornada del Zinemaldia y ha dividido al público entre indignados por su violencia y defensores acérrimos.
La película narra el último día de colegio de tres preadolescentes de 12 años en una pequeña ciudad polaca. Gabrysia (Michalina Swistun) tiene la última oportunidad para declararse al chico más guapo de su clase (Nicolas Przygoda) para lo que organiza una cita a la que este acude con su mejor amigo (Przemek Balinski), pero las cosas se tuercen.
El filme plantea finalmente un asesinato cometido por niños, inspirado en el que protagonizaron en los años noventa en Liverpool Robert Thomson y Jon Venable, que mataron a un pequeño de tres años por razones que nunca se llegaron a aclarar.
Kowalski aseguró en una entrevista con Efe que quedó “impactado” por este caso, sobre todo, porque nadie tuvo ni en su momento ni posteriormente una explicación sobre las razones que llevaron a los dos niños a cometer esa acción.
El realizador indagó en las patologías infantiles y consultó con varios psicólogos que le aseguraron que los niños asesinos eran “algo mucho más habitual de lo que trasciende a la opinión pública”, aseguró.
Desde un primer momento el planteamiento de la película fue adoptar un enfoque de “observación fría”, por lo que la cámara “va siguiendo a los personajes con distanciamiento y no entra en el mundo interior de cada uno de ellos”, señaló.
“Si la violencia hubiera sido el foco de la película, tendría un resultado pornográfico, pero tampoco puede ser contada sin que la cámara sea testigo, aunque sea desde la lejanía”, asegura.
“Es como la violencia discurre en la vida real, que lo hace de una manera alejada y a la vez insoportable”, subraya.
La naturaleza de la maldad es el eje sobre el que pivota un filme que, sin duda, traerá polémica, aunque su director cree que sobre este concepto se puede debatir durante horas sin sacar conclusiones determinantes.
“Es la cuestión que plantea ‘Playground’: ¿son malvados?, ¿qué es la maldad?”, cuestiona.
“Si vemos lo que pasa en el mundo con la violencia, con los gobiernos de extrema derecha, por ejemplo, llego a la conclusión de que nacemos malvados, aunque yo no me considero malvado”, reconoció.
Se puede aceptar que la causa de estas acciones en los niños “es que proceden de hogares rotos, que son adictos a los videojuegos o que ven películas de terror, pero no todos lo que pasan por estos condicionantes reaccionan de la misma manera”.
Respecto a la experiencia con los actores, ninguno de los cuales se había puesto antes delante de una cámara, Kowalski aseguró que fueron “preparados por psicólogos antes, durante y después del rodaje”, algo que, a su juicio, no es tan necesario “porque son inteligentes y conocían perfectamente los límites entre la realidad y la ficción”.
Los padres sabían que se estaba preparando una película con “un mensaje importante, pero eran conscientes de que es solo cine”.
dec