Hay una época del año en que se aparecen pequeñas creaturas, y sin que nadie las vea hacen estragos o dejan regalos inesperados dentro del paquete económico en proceso de ser aprobado.

 

No son propiamente figuras fantasmales que son habituales de estos tiempos de Halloween y Día de Muertos. Más bien, esos fenómenos de apariencia paranormal son provocados no por muertos, sino por vivos muy vivos que le meten mano a los dictámenes de las leyes que forman parte de la ley de ingresos y a las partidas del presupuesto de egresos.

 

Como si fueran espíritus chocarreros, levitan entre las oficinas de los legisladores los cabilderos que llevan bajo el brazo toda clase de peticiones a modo. Algunos fantasmas buenos llevan ideas convenientes, con fines plausibles y resultados que suman al conjunto.

 

Pero otros diablos llevan una larga lista de pecados fiscales y presupuestales bajo sus capas demoníacas que suelen ser de un daño general para las finanzas o para determinados sectores sociales, pero regularmente de beneficio propio.

 

Muchos de los conjuros utilizados logran el efecto deseado, entre los que toman decisiones y entonces se da la aparición fantasmal de un impuesto o un gasto dentro del paquete económico.

 

Hay otros fantasmas furtivos que hacen aparecer decisiones legislativas donde no las hay.

 

Y es que en estos tiempos de discusión en el Congreso han aparecido algunos de los más absurdos impuestos que no son aprobados en comisiones, pero que aparecen repentinamente en los dictámenes que suben al pleno. Algunos de estos espectros han sido aprobados y se han convertido en leyes.

 

Es literal que los legisladores dejan aprobado algún punto del paquete económico en ciertos términos, se van a dormir y cuando despiertan se encuentran con que, de manera mágica, el texto fue cambiado y aparece como avalado algo diferente a lo que conocían.

 

Si son fantasmas requieren un exorcismo, pero si son cabilderos o legisladores abusivos los que meten mano, necesitan un proceso penal.

 

Hay otro tipo de espectros que también están presentes en estos tiempos de discusiones presupuestales. Pero este tipo de apariciones son estridentes, son aquéllas que buscan que salten los exorcistas porque así se vuelven apariciones tan famosas como las de las películas.

 

Estos aparecidos arman gran escándalo por los recortes presupuestales que se proponen, dejan ver los proyectos que se cancelarían ante tal embate de la tijera en los gastos. Juntan a fantasmitas y muertos de la política mexicana para tomarse la foto y quejarse.

 

Muchos de estos fantasmas quieren salir del purgatorio y llegar al cielo de la candidatura presidencial, y se apoyan del reclamo de recursos como una forma de argumentar por qué no podrán hacer los proyectos que prometieron hace tantos años y de los que no han puesto la primera piedra.

 

En fin, la intensidad de la discusión presupuestal permitirá ver apariciones fantasmales que buscarán influir en los números del paquete económico.