Ante la presencia de Eduardo Vázquez Martín, secretario de Cultura de la Ciudad de México, Romero comentó que la idea de plasmar esta serie de trajineras-ofrendas, es recordar aquellos tiempos prehispánicos, de donde proviene la celebración y la época en que esta ciudad era de agua y las trajineras circulaban.
“La idea es recordar que el Día de Muertos y la cosmogonía prehispánica que está atrás de toda esta iconografía y de toda esta celebración tan viva, porque realmente no veo que se vaya perdiendo entre los mexicanos, al contrario atrae a muchísima gente de todo el mundo”, expresó la artista.
En entrevista con Notimex, a un lado de una de las 113 trajineras, la creadora Romero recordó que ha hecho varios altares en varios países del mundo y no sólo los mexicanos que viven o están fuera del país son los que se interesan, sino el resto de los habitantes.
Consideró que es algo tan especial con las ofrendas y que responde a esa posibilidad lúdica y catártica que los mexicanos celebran una vez al año, “nos ponemos en contacto muy cotidiano con nuestros seres queridos, comiendo o cenando con ellos y escuchando su música”.
Cada una de las trajineras tiene escrito en lugar del nombre de la embarcación, que por lo regular es un nombre propio femenino, frases sobre causas de muertes como la diabetes, las desapariciones, el cáncer de mama, el tabaquismo, la corrupción y la violencia.
“La idea es que sea una instalación de a pie, una instalación que está en escala humana, no de grandes monumentos o de gran tamaño, más bien quise poner muchos elementos en donde la gente podría identificar los tradicionales y por otro lado ese lado contemporáneo”, mencionó Romero.
Cabe destacar que cada una de las trajineras de madera, contienen frases distintas, pero todas forradas de papel con dibujos de flores y otras hechas en papel amarillo (como cempasúchil), e incluye calaveras, jarrones, bandejas con sal y botellas de agua.
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