En un sistema de competencia que fomenta la medianía como el del futbol mexicano, calificar a la fase final no debería ser considerado como un logro para la mayoría de los equipos, ya que estamos hablando de casi la mitad de los involucrados. De hecho, para Monterrey, Tigres, Pachuca, Toluca, Pumas, Cruz Azul, América, Guadalajara y, recientemente, León, meterse a la Liguilla debería ser considerado como una absoluta y total obligación por más rechazo que reciba este término en nuestro futbol.

 

Una competencia donde 45% de los equipos reciben la oportunidad de buscar el título, tenemos que considerarla como promotora de mediocridad.

 

Sin embargo, hay casos que valen la pena destacar, porque cumplir con esas obligaciones también es sinónimo de consistencia y equilibrio. América, por ejemplo, con un centenario digno de cementerio hasta el momento, ha obtenido su pase por décima ocasión consecutiva, siendo además en casi todas ellas, un gran animador; y aquella vieja frase que calificando América puede suceder cualquier cosa independientemente de cómo lo haya conseguido, cobró vida desde que Ricardo Peláez tomó el control.

 

Y sí, ésta puede ser la ocasión en que ingresa con más dudas, pero igualmente cuenta con un plantel al que le sobra calidad y experiencia; y apelando al espíritu combativo de este equipo, está para competirle a cualquiera, porque además en esta campaña no ha habido un solo equipo que haya logrado separarse de forma dramática. Sin duda, Tijuana, Pachuca y Tigres han sido de lo más destacado, pero no hablamos de grandísimos favoritos para la Liguilla.

 

Del Apertura pocas memorias guardaremos, ya que a pesar de no ser considerado un mal torneo, tampoco nos ha brindado pasajes dignos del almacenaje. La recuperación futbolística y anímica del Guadalajara podría ser uno de ellos aunado al de Tijuana; la consistencia de Pachuca, otro, y de ahí nos vamos a la irregularidad del América, la caída del Monterrey, un nuevo capítulo depresivo para Cruz Azul, unos Pumas bipolares, etcétera.

 

Una Liguilla donde reinará la paridad y el equilibrio; donde casi cualquiera podría disfrazarse de caballo negro y donde el fantástico mundo del “todo es posible” está por iniciar. 

 

Se cruza el comienzo del Hexagonal que ha sido un camino de dolor extremo para el futbol mexicano, pero que como nunca, tiene ante sí la posibilidad de cambiar la historia hoy. Ganar en Estados Unidos es posible, pero de eso hablamos el viernes cuando nos sentemos en la Grada 24.