El atentado con un gran camión con remolque que venía de Italia a un mercado navideño en el centro de Berlín, causó una oleada inevitable de miedo intensivo en toda Europa occidental. Alemania quedó en estado de alerta tras el ataque que dejó doce muertos y medio centenar de heridos y que fue reivindicado por el Estado Islámico, mientras se busca al autor del ataque, huido y tal vez armado, tras quedar en libertad un refugiado paquistaní.
Que el país podía ser el siguiente objetivo del terrorismo, tras los golpes del yihadismo en otros países europeos, era algo que se daba por inevitable y que se plasmó en el corazón de su capital.
Antes de conocerse la reivindicación del atentado por parte del EI, el fiscal federal, Peter Frank, había avanzado que todos los indicios apuntaban a un “atentado con trasfondo terrorista”, aunque apenas se sabía a ciencia cierta que, según los testigos, una persona se bajó del camión tras los hechos y huyó.
El refugiado paquistaní fue detenido por una llamada de un ciudadano que vio huir a un sospechoso del lugar de los hechos, le siguió y advirtió a la policía por teléfono de su ruta.
El arrestado tenía antecedentes por delitos menores y su petición de asilo está aún pendiente de resolución.
El fiscal recordó que la amenaza terrorista pesaba y pesa sobre Alemania y que las fuerzas de seguridad eran conscientes de la posibilidad de ataques contra “objetivos blandos”, como ha ocurrido.
En este clima de alarma, la estación central de trenes de Colonia, en el oeste del país, fue evacuada por un aviso de bomba durante cerca de una hora.
Mientras la clase política e investigadores buscan respuestas a lo ocurrido, la derecha radical de Alternativa para Alemania (AfD) no dejó pasar la ocasión para arremeter contra la canciller alemana Angela Merkel, a cuya política de acogida de refugiados responsabiliza de lo ocurrido.
La presidenta del partido, Frauke Petry, subrayó horas antes de surgir las dudas acerca de la relación del detenido con los hechos, que lo ocurrido demuestra que Alemania “ya no es segura” y exigió a Merkel reimplantar los controles de las fronteras.
París, Londres, Praga y hasta los países bálticos (en Riga, Letonia, los refuerzos de policías y militares son espectaculares), han subido el nivel de seguridad y alarma hasta los mayores niveles. Ninguna nación europea ha dejado de movilizarse para impedir atentados muy difíciles de controlar en Navidad y Año Nuevo.
Informe
Del 2 de diciembre de Europol, la agencia que coordina a las policías europeas, advertía que el EI tenía “varias docenas” de yihadistas en Europa “con capacidad para cometer ataques” y que el grupo terrorista podría utilizar “métodos que usa en Oriente Medio, como secuestros y ataques con autos o camiones”, y que las armas de fuego siguen siendo sus preferidas “por su relativo fácil acceso, uso y efectividad”.