BRUSELAS.- La llegada de Donald Trump a la Presidencia de Estados Unidos sumerge a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en un periodo de incertidumbre y empuja a los miembros europeos a reforzar su autonomía en materia de defensa.
“Se espera que (Trump) anuncie un recorte de 45 para 37 por ciento en la contribución estadunidense a la OTAN y que insista para que los europeos aumenten las suyas”, dijo Daniel Gros, director del grupo de análisis Center for European Policy Studies (CEPS).
La presión podría atender a las expectativas de la Alianza Atlántica.
Desde que asumió el comando del organismo, en octubre de 2014, el secretario general Jens Stoltenberg insiste, sin éxito, para que los aliados aumenten sus gastos en defensa hasta al menos el 2.0 por ciento de su Producto Interno Bruto (PIB).
Amenazados por el abandono de Estados Unidos, muchos países europeos deberían ahora responder favorablemente a la demanda de Stoltenberg, aseveró Gros.
“Está claro que Estados Unidos va a querer que los europeos asuman más responsabilidad con respecto a su propia seguridad”, coincidió Giovanni Grevi, del grupo de análisis European Policy Centre (EPC).
Por otra parte, el analista descartó que Trump desvincule su país de la OTAN o reduzca su implicación, ya que ello “afectaría la credibilidad de Estados Unidos como proveedor de la seguridad mundial”.
“Sería problemático, a no ser que el objetivo (de Estados Unidos) sea aislarse. El valor de la Alianza debe ser apreciado de una manera más amplia que un cálculo de costes a corto plazo. La OTAN ha sido un marco de la grande estrategia americana durante décadas”, señaló.
Grevi también considera que la OTAN podría beneficiarse de un eventual acercamiento entre Estados Unidos y Rusia bajo el mandato de Trump, pese la inquietud que la posibilidad despierta entre los países europeos.
Rex Tillerson
El presidente electo designó como secretario de Estado a Rex Tillerson, presidente del grupo petrolero Exxon Mobil y amigo del presidente ruso Vladimir Putin.
El perfil del nuevo jefe de la diplomacia estadounidense contrasta con el de la mayoría de los líderes de la Unión Europea (UE), que en las últimas negociaciones internacionales se mostraron totalmente subyugados por el Kremlin.
“Un acercamiento a Rusia que combine un compromiso reiterado con la OTAN y un diálogo renovado con Moscú con vistas a calmar las tensiones y a explorar cómo atajar las diferencias probablemente encontraría respaldo en Europa”, afirmó.
Daniel Gros, del CEPS, no está de acuerdo: “Con respecto a Rusia, cualquier apertura estratégica alentaría el revanchismo de Putin hacia los países fronterizos, como Ucrania, Georgia y Moldavia”.
Gros acredita que Hungría sería el único país europeo a saludar una reaproximación con Moscú y que la ‘ya frágil’ cohesión europea con respecto a las sanciones actualmente en vigor contra el Estado ruso se vería comprometida.
“El mejor escenario para Europa es que Trump se rodee de personalidades experimentadas del Partido Republicano, que darían continuidad a la política exterior estadunidense sin apenas cambiar en relación con la OTAN, Rusia y el Oriente Próximo”, sostiene.
dca