Para cubrir un ramo del mercado de mascotas exóticas, se ha creado un híbrido entre los gatos domésticos y el caracal, también llamado lince africano.
Los caracales son una especie de felino de tamaño medio, cuyo hábitat son las sabanas y semidesiertos.
La cruza entre ambas especies es forzada, y si bien llega a crear a mascotas de rasgos salvajes y de mayor tamaño que los gatos domésticos; la crianza representa una serie de abusos a los derechos de los animales.
El caracal es una especie que caza su alimento, por lo cual requiere de ser amaestrado y forzado para que acepte a una gata doméstica como compañera y no como alimento.
La mayoría de las camadas de gatos domésticos tienen seis crías, pero la cruza con el caracal tiene a lo sumo cuatro, de los cuales sólo dos llegan a sobrevivir.
Una vez nacidas las crías, los criaderos esperan un tiempo antes de entregarlos a los posibles dueños, pues examinan el comportamiento de los felinos, pues la mayoría de las veces conservan instintos salvajes y no pueden ser criados como mascotas caseras. Cuando las crías no pueden ser adoptadas como mascotas, son sacrificadas y sus pieles vendidas para el mercado de la moda.
El caracal tiene un proceso de gestación mayor que el de los felinos caseros, por lo cual la gatas son forzadas a llevar en una gestación de mayor temporalidad que el de su naturaleza, y a parir cuatro felinos de mayor tamaño, provocando mayores dolores de parto.
Los criaderos de estos híbridos también experimentan con cruces con gatos y el serval, además de entre caracal y serval, para mezclarlos finalmente con el gato doméstico.
Carole Baskin, CEO de Cat Rescue, el mayor santuario de prestigio a nivel mundial para gatos exóticos, puntualizó que las crías entre ambas especies necesitan de cuidados especiales, pues su organismo no acepta los alimentos, y suelen requerir cirugías. La enfermedad más común estos híbridos es la inflamación intestinal, la cual llega a matarlos.
Con información de Gizmodo
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