MOSCÚ. En 2013, luego de impulsar las principales protestas ciudadanas contra el presidente Vladimir Putin, Alexei Navalny fue encontrado culpable de malversar madera. La Corte Europea de Derechos Humanos forzó a la Corte Suprema rusa a solicitar la repetición del juicio, por considerar que no se había respetado el debido proceso. Ayer finalizó la nueva causa y la sentencia de Navalny se declaró “en suspenso”, de manera que no pisará la cárcel. Pero el fallo de momento ‘entierra’ su candidatura a las elecciones presidenciales de 2018.
El opositor, que había anunciado su candidatura a la presidencia en diciembre pasado, aseguró que su condena es una represalia por sus denuncias de corrupción en las más altas esferas de la administración pública.
Además, no se arredró y adelantó que recurrirá ante los tribunales ordinarios el fallo y ante el Constitucional la ley vigente que impide concurrir en unas elecciones a los candidatos con antecedentes penales.
Mientras, el Kremlin, que ha dicho en varias ocasiones que con antecedentes penales no se puede participar en unas elecciones, defendió la legalidad del proceso, que fue puesto en duda por la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE) como un “nuevo caso” de uso de la justicia con fines políticos.
Putin, de 64 años, aún no ha anunciado si se presentará a la reelección en 2018 después de regresar al Kremlin en 2012 tras un paréntesis de cuatro años como primer ministro, pero en Rusia los analistas dan por hecho que se presentará y mucho tendrían que cambiar las cosas para que no logre una amplia victoria.
Según todos los analistas, Navalni es el único dirigente opositor con tirón electoral y que puede hacer sombra a Putin, como demostró en 2012 en las elecciones a la Alcaldía de Moscú, donde logró un histórico 27,5 % de los votos.
Condena
A Navalni se le imputa la apropiación de 10 mil metros cúbicos de madera de la empresa estatal Kirovles por valor de 16 millones de rublos (260 mil dólares). El líder opositor, de 40 años, fue uno de los organizadores en 2011 de las mayores protestas antigubernamentales desde la caída de la Unión Soviética al grito de “Rusia sin Putin”.