Todo estaba listo para el comienzo de una de las audiencias más polémicas en Washington. De un lado estaban ubicados los representantes de los inmigrantes y, enfrente, debían sentarse las autoridades de Estados Unidos. Pero no: el gobierno de Donald Trump dejó plantada a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) , un organismo que depende de la OEA y vela por los derechos humanos en el continente, y faltó a la cita para analizar las controvertidas medidas migratorias lanzadas por el nuevo Presidente estadunidense.

 

 
El Gobierno estadunidense justificó su ausencia en la CIDH al considerar que no sería “apropiado” hablar de las medidas del presidente, mientras el litigio sigue activo en los tribunales.

 

 

 

En declaraciones, el vocero del Departamento de Estado de EU, Mark Toner, dijo que la CIDH solo había pedido la presencia de Estados Unidos en “dos audiencias temáticas”, una sobre las medidas ejecutivas de Trump y otra sobre las políticas de asilo a inmigrantes y refugiados.

 

 

Sin embargo, el Gobierno de Estados Unidos también se ausentó de una audiencia destinada a abordar el caso de Isamu Carlos Shibayama y sus hermanos, Kenichi Javier y Takeshi Jorge.

 

 

 

En 1944, en plena II Guerra Mundial, los tres hombres fueron llevados a la fuerza a territorio estadounidense por ser peruanos de ascendencia japonesa y fueron internados durante dos años en un campo de concentración en Texas, una de las instalaciones creadas por EU para encarcelar a los ciudadanos de origen nipón.

 

 

Los peticionarios consideran que Estados Unidos les ha negado una disculpa adecuada y, tras agotar su posibilidad de recurso en cortes estadunidenses, acudieron a la CIDH en 2003.

 

 

Aunque no existen procedimientos pendientes en tribunales estadunidenses, un vocero del Departamento de Estado justificó la ausencia en esta sesión y dijo que “Estados Unidos ya ha presentado amplios escritos sobre el asunto” y “no tiene información adicional” que compartir con la CIDH.

 

 

Preocupación

 
“La negativa de Trump a comprometerse con la CIDH, que ha desempeñado un papel histórico en la lucha contra la impunidad y las bárbaras dictaduras militares en la región, establece un peligroso precedente que refleja el comportamiento de regímenes autoritarios y sólo servirá para envalentonarlos”

 

 

Jamil Dakwar
Drector del programa de derechos humanos de Unión para las Libertades Civiles en América