Escándalo político. Un tribunal de Seúl ordenó la detención inmediata de por su participación en la trama de corrupción de la Rasputina; fue puesta bajo arresto de inmediato.

 
Hija de dictador y primera mujer en ser elegida presidenta de Corea del Sur, la tímida y conservadora Park Geun-hye, pasó del confort del palacio presidencial a la dureza de una prisión arrastrada por una novelesca trama de corrupción.

 

 

Un tribunal de Seúl aceptó la orden de arresto provisional solicitada por la fiscalía por su participación en un enrevesado caso de corrupción y tráfico de influencias que está zarandeando los cimientos del poder de la cuarta economía de Asia.

 

 

Ha sido la relación con su inseparable amiga y confidente Choi Soon-sil, conocida como “La Rasputina” surcoreana, lo que llevó a una mandataria de cuna como Park a abandonar el poder de la manera más humillante.

 

 

La hasta hace poco presidenta de 65 años, hija del fallecido dictador Park Chung-hee, está acusada de haber confabulado en la extorsión a grandes empresas con su amiga a la que permitió interferir en asuntos de Estado.

 

 

Estas acusaciones llevaron al Parlamento y al Tribunal Constitucional a apartar a la entonces presidenta del poder el pasado 10 de marzo, lo que la dejó sin la inmunidad de su cargo y expuesta a la dureza de la Justicia.

 

 

Con su detención, se convirtió en el tercer ex jefe de Estado surcoreano en pasar por la cárcel tras el general Chun Doo-hwan y Roh Tae-woo.

 

 

Park alcanzó en febrero de 2013 la presidencia de un país en el que 80% de los diputados son hombres y la inmensa mayoría de instituciones y empresas apenas cuentan con representación femenina en sus órganos directivos.

 

 

La discreta política, conocida por sus limitadas capacidades de oratoria y su tímida mirada, volvió a marcar un hito al convertirse en el primer residente de la Casa Azul en ser destituido en los 30 años de la joven democracia surcoreana.