París.- Francia decidirá su futuro, el de Europa y del mundo, durante la segunda y definitiva ronda de las elecciones presidenciales que se realizarán el próximo domingo.
"Áspero, brutal, vergonzoso, indigno de un país como Francia" son los calificativos más usados a la hora de evaluar el primer cara a cara televisivo que se dio el miércoles pasado entre los aspirantes a la Presidencia gala, el socioliberal Emmanuel Macron y la nacionalpopulista Marine Le Pen, un auténtico pugilato audiovisual, un duelo sin precedentes en la historia política de Francia.
Desde el primer momento ella impuso un tono bronco con una dura invectiva contra su adversario: "Macron es el candidato de la globalización salvaje, de las élites, de la precariedad social, del desempleo, de la desprotección, de la desesperanza, y yo soy la candidata del pueblo".
Ante 16.5 millones de telespectadores, la postulante del ultraderechista Frente Nacional mostró su verdadero rostro. Concentró sus energías en embestir a su contrincante, desestabilizarlo con burlas, sonrisas cínicas o insultos callejeros, casi olvidándose de defender su propio programa. Macron no tardó en ripostar de manera firme, pero eso sí, sin nunca perder los estribos, con el florete, y no con el martillo: "Usted encarna el rostro más visible de un espíritu derrotista y derrotado, usted encarna el repliegue nacionalista que responde con miedo a los desafíos de nuestros tiempos".
En la parte más electrizante del duelo, la dedicada al euro, Le Pen- que promete volver a la moneda nacional - se enredó en su propia confusión. Macron consiguió desarmarla con argumentos claros y habilidad técnica: "Un regreso al franco tendría consecuencias desastrosas. La deuda del país se dispararía. Las empresas pagarán en euros o no? Porque una gran empresa no puede pagar una cosa en euros, y a sus asalariados en francos", espetó el joven liberal, de solo 39 años, novato en las campañas electorales. Sin duda, con esta réplica sobre la cuestión que más inquieta a los franceses, marcó varios puntos a su favor.
Las pasiones se pusieron al rojo vivo cuando llegó el tema del terrorismo, asunto predilecto del Frente Nacional. Como ya es costumbre, Le Pen acusó a Macron de haber sido condescendiente con el islamismo radical. Su oponente dejó claro que el discurso ultraderechista lleva más agua al molino del Estado Islámico, que sueña con dividir al país y conducirlo a la guerra civil.
Sobre el ring, Emmanuel Macron, favorito indiscutible para ganar las elecciones el próximo domingo, demostró que sí tiene estatura presidencial, a pesar de su relativa inexperiencia en la arena política y su relativamente corta edad. Además, puso en evidencia que el Frente Nacional- que nunca como ahora ha estado tan cerca del poder- sólo sabe nutrirse del miedo proponiendo una visión apocalíptica del país a su manera, con agresividad y una sarta de mentiras (fake news). Los múltiples ataques de ella obligaron a Macron a responder con firmeza, pero en un tono mucho más sereno, y sobre todo racional.
He aquí algunas frases de ese rudo forcejeo verbal, el debate presidencial más virulento en la historia reciente del país. Le Pen a Macron: "Francia será gobernada por una mujer, ya sea Madame Merkel o yo; usted representa a la Francia sumisa, de rodillas". Macron a Le Pen: "Deje de decir tantas tonterías, tantas mentiras.... usted es la gran sacerdotisa del miedo, su proyecto sobre Europa es mortífero". Le Pen a Macron: "Usted es el heredero de François Hollande, que lo apoya dos veces al día".
En todos los sentidos fue un espectáculo desolador que dejó un mal sabor de boca a la inmensa mayoría de los franceses, acostumbrados a debates presidenciales de un nivel mucho más elevado. Millones de personas que siguieron la pelea han sentido vergüenza ajena.
Se enfrentaron dos visiones radicalmente opuestas sobre Francia, sobre Europa, sobre el mundo... dos estilos, dos personalidades. Le Pen sacó la peor versión de sí misma, a falta de un proyecto coherente se dedicó a repetir como mantra que Macron era el defensor del orden financiero mundial en detrimento de la soberanía del pueblo.
La gran pregunta ahora es qué influencia tendrá este cara a cara en los indecisos, especialmente en el electorado del izquierdista Jean-Luc Mélenchon y del conservador François Fillon (ambos cosecharon 40% de los votos en la primera vuelta). Muchos de los que hasta ayer no sabían por quién votar respaldarán a Macron tras constatar que Le Pen no puede ser Jefa del Estado francés. Pero, según expertos, puede producirse otro fenómeno: los abstencionistas, decepcionados por la mala calidad del debate, se sentirán tentados de no acudir a las urnas, se dirán que ninguno de los finalistas merece su voto. Todo mundo sabe que el abstencionismo le favorece a Le Pen.
Minutos después del debate, de más de dos horas y media de duración, los franceses dieron como claro vencedor a Emmanuel Macron, así lo reveló un sondeo del Instituto Elabe.
Un 63% de los encuestados consideró que el socioliberal fue más convincente; solo un 34% opinó lo mismo de Marine La Pen.
Últimamente la aspirante del Frente Nacional ha perdido terreno. A la ineptitud que exhibió en el duelo televisado habría que sumar el escandaloso plagio de Le Pen en su último mitin parisino al discurso de su ex-rival de la primera ronda, el conservador gaullista François Fillon. La candidata de la extrema derecha copió al menos cuatro pasajes de la alocución sobre la grandeza de Francia pronunciada por Fillon el 15 de abril. "Si alguien aprende nuestro idioma, a veces con gran esfuerzo, en Argentina o en Polonia, si existen listas de espera para apuntarse a la Alianza Francesa de Shanghai, Tokio, la Ciudad de México, o al liceo francés de Rabat o Roma, si París es el primer destino turístico mundial es porque Francia es otra cosa, mucho más que una potencia industrial, agrícola o militar"- son solo algunas de las frases robadas a François Fillon.
Preguntado por el incidente, el equipo de Le Pen respondió, no sin descaro, que se trataba de un guiño de su candidata al electorado de la derecha tradicional.
Francia decide su futuro
El próximo domingo Francia decide su futuro, el de Europa y del mundo, durante la segunda y definitiva ronda de las elecciones presidenciales.
"Áspero, brutal, vergonzoso, indigno de un país como Francia" son los calificativos más usados a la hora de evaluar el primer cara a cara televisivo entre los aspirantes a la presidencia gala, el socioliberal Emmanuel Macron y la nacionalpopulista Marine Le Pen, un auténtico pugilato audiovisual, un duelo sin precedentes en la historia política de Francia.
Desde el primer momento ella impuso un tono bronco con una dura invectiva contra su adversario: "Macron es el candidato de la globalización salvaje, de las élites, de la precariedad social, del desempleo, de la desprotección, de la desesperanza, y yo soy la candidata del pueblo".
Ante 16.5 millones de telespectadores la postulante del ultraderechista Frente Nacional mostró su verdadero rostro. Concentró sus energías en embestir contra su contrincante, desestabilizarlo con burlas, sonrisas cínicas o insultos callejeros, casi olvidándose de defender su propio programa. Macron no tardó en ripostar de manera firme, pero eso sí, sin nunca perder los estribos, con el florete, y no con el martillo: "Usted encarna el rostro más visible de un espíritu derrotista y derrotado, usted encarna el repliegue nacionalista que responde con miedo a los desafíos de nuestros tiempos."
En la parte más electrizante del duelo, la dedicada al euro, Le Pen- que promete volver a la moneda nacional - se enredó en su propia confusión. Macron consiguió desarmarla con argumentos claros y habilidad técnica: "Un regreso al franco tendría consecuencias desastrosas. La deuda del país se dispararía. Las empresas pagarán en euros o no? Porque una gran empresa no puede pagar una cosa en euros, y a sus asalariados en francos", espetó el joven liberal, de solo 39 años, novato en las campañas electorales. Sin duda, con esta réplica sobre la cuestión que más inquieta a los franceses, marcó varios puntos a su favor.
Las pasiones se pusieron al rojo vivo cuando llegó el tema del terrorismo, asunto predilecto del Frente Nacional. Como ya es costumbre, Le Pen acusó a Macron de haber sido condescendiente con el islamismo radical. Su oponente dejó claro que el discurso ultraderechista lleva más agua al molino del Estado Islámico, que sueña con dividir al país y conducirlo a la guerra civil.
Sobre el ring Emmanuel Macron, favorito indiscutible para ganar las elecciones el próximo domingo, demostró que sí tiene estatura presidencial a pesar de su relativa inexperiencia en la arena política y su relativamente corta edad. Además, puso en evidencia que el Frente Nacional- que nunca como ahora ha estado tan cerca del poder- sólo sabe nutrirse del miedo proponiendo una visión apocalíptica del país a su manera, con agresividad y una sarta de mentiras (fake news). Los múltiples ataques de ella obligaron a Macron a responder con firmeza, pero en un tono mucho más sereno, y sobre todo racional.
He aquí algunas frases de ese rudo forcejeo verbal, el debate presidencial más virulento en la historia reciente del país. Le Pen a Macron: "Francia será gobernada por una mujer, ya sea Madame Merkel o yo; usted representa a la Francia sumisa, de rodillas". Macron a Le Pen: "Deje de decir tantas tonterías, tantas mentiras.... usted es la gran sacerdotisa del miedo, su proyecto sobre Europa es mortífero". Le Pen a Macron: "Usted es el heredero de François Hollande, que lo apoya dos veces al día".
En todos los sentidos fue un espectáculo desolador que dejó un mal sabor de boca a la inmensa mayoría de los franceses, acostumbrados a debates presidenciales de un nivel mucho más elevado. Millones de personas que siguieron la pelea han sentido vergüenza ajena.
Se enfrentaron dos visiones radicalmente opuestas sobre Francia, sobre Europa, sobre el mundo... dos estilos, dos personalidades. Le Pen sacó la peor versión de sí misma, a falta de un proyecto coherente se dedicó a repetir como mantra que Macron era el defensor del orden financiero mundial en detrimento de la soberanía del pueblo.
La gran pregunta ahora es qué influencia tendrá este cara a cara en los indecisos, especialmente en el electorado del izquierdista Jean-Luc Mélenchon y del conservador François Fillon (ambos cosecharon un 40% de los votos en la primera vuelta). Muchos de los que hasta ayer no sabían por quién votar respaldarán a Macron tras constatar que Le Pen no puede ser jefa del Estado francés.
Pero, según expertos, puede producirse otro fenómeno: los abstencionistas, decepcionados por la mala calidad del debate, se sentirán tentados de no acudir a las urnas, se dirán que ninguno de los finalistas merece su voto. Todo mundo sabe que el abstencionismo le favorece a Le Pen.
Minutos después del debate, de más de dos horas y media de duración, los franceses dieron como claro vencedor a Emmanuel Macron, así lo reveló un sondeo del Instituto Elabe.
Un 63% de los encuestados consideró que el socioliberal fue más convincente; solo un 34% opinó lo mismo de Marine La Pen.
Últimamente la aspirante del Frente Nacional ha perdido terreno. A la ineptitud que exhibió en el duelo televisado habría que sumar el escandaloso plagio de Le Pen en su último mitin parisino al discurso de su ex-rival de la primera ronda, el conservador gaullista François Fillon. La candidata de la extrema derecha copió al menos cuatro pasajes de la alocución sobre la grandeza de Francia pronunciada por Fillon el 15 de abril. "Si alguien aprende nuestro idioma, a veces con gran esfuerzo, en Argentina o en Polonia, si existen listas de espera para apuntarse a la Alianza Francesa de Shanghai, Tokio, la Ciudad de México, o al liceo francés de Rabat o Roma, si París es el primer destino turístico mundial es porque Francia es otra cosa, mucho más que una potencia industrial, agrícola o militar"- son solo algunas de las frases robadas a François Fillon.
Preguntado por el incidente, el equipo de Le Pen respondió, no sin descaro, que se trataba de un guiño de su candidata al electorado de la derecha tradicional.
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