El huachicol y la estrategia que nació muerta
Hace exactamente dos años, en mayo de 2015, Petróleos Mexicanos anunció una estrategia para combatir el robo de combustible de su red de ductos, que consistía en distribuir el hidrocarburo sin haber sido procesado por completo, de tal manera que no pudiera ser utilizado por quien lo ordeñara. La mezcla final de los productos se realizaría en las terminales de almacenamiento, un paso antes de ser llevado a las estaciones de servicio a través de pipas.
La estrategia nunca despegó. Se quedó como una de tantas que las autoridades anuncian como una solución, pero nunca se ejecutan, y el robo de combustible siguió escalando. Los grupos criminales vieron en el “huachicol” -término que deriva de la palabra huacho o surco en la tierra utilizado para el arado y adaptado para acceder a los ductos mediante tomas clandestinas- una actividad sumamente rentable y la incorporaron a su oferta criminal.
Hoy en día, comunidades enteras en Puebla dependen del huachicol. Esto quedó evidenciado la semana pasada con los enfrentamientos entre huachicoleros y militares en el municipio de Quecholac, que dejó 10 muertos, entre ellos cuatro soldados, y nueve detenidos. Sin embargo, tal vez lo más sorprendente y representativo fue la reacción de los pobladores de la comunidad de Palmarito Tochapan, quienes bloquearon la vía Puebla-Orizaba para pedir que liberaran a los detenidos y exigían que el Ejército se fuera, desapareciera, dejara la zona. Así es, no solicitaban mayor protección, sino que se retirara la vigilancia para poder despacharse.
Se calcula que el robo de combustible le cuesta a Pemex mil millones de dólares al año. Si bien Puebla es el epicentro de la actividad, las tomas clandestinas pululan en estados como Veracruz, Guanajuato y San Luis Potosí. Hace unos días, después de lo sucedido en Quecholac, el Gobierno federal advirtió sobre una nueva estrategia para combatir la actividad, aunque no se dijo en qué va a consistir. Ojalá que no se trate de una nueva estrategia fallida, como la de hace dos años que, prácticamente, nació muerta.
¿Enrique por Enrique?
Cada vez toma mayor fuerza el nombre de Enrique de la Madrid como quien podría rebasar a varios y alcanzar así la candidatura del PRI en 2018. Y es que Enrique Peña Nieto ve con muy buenos ojos a De la Madrid Cordero desde que se incorporó a su gabinete legal. Incluso me dicen que el Presidente lo contempló por su preparación y capacidad política para ocupar una de las cuatro grandes Secretarías de Estado, pero consideró que necesitaba impulsar la actividad turística. Al final, parece una decisión acertada, pues Enrique de la Madrid ha dado resultados que su jefe ha podido presumir en diferentes foros mundiales, en tiempos en que no hay mucho de qué alardear.
Está claro que el PRI requiere personajes frescos, con capacidad y conocimiento, pero poco desgaste político. La idea de apostarle a alguna de las figuras “tradicionales” en el tricolor es cada vez menos atractiva, de ahí que apellidos como De la Madrid suenen fuerte.
Se asume como villano
Durante una reunión con columnistas de este diario, el secretario de Hacienda, José Antonio Meade, se mostró más relajado y optimista que en meses anteriores. Siempre atento y bien informado, con una gran capacidad de explicar de manera sencilla lo más complejo, dice con seguridad que las finanzas públicas del país son “robustas”. Recuerda cuando la incertidumbre pre y postelectoral derivó en la depreciación del peso y se le atribuía directamente al Gobierno federal, y tiene la paciencia para explicar que todo pudo ser peor y que México aguantó. Asume su papel de villano, de impopular por cobrar los impuestos, y se siente agradecido por ser considerado “candidateable”, aunque insiste en que es un tema que no le quita el sueño.