En las elecciones del próximo domingo, los partidos políticos se juegan más que las tres gubernaturas en disputa.

 

 

Los resultados electorales, sean los que fueren, beneficiarán a unos y perjudicarán a otros; los descarrilarán de la contienda presidencial de 2018.

 

 

En el Estado de México, por ejemplo, en el PRI se da por hecho que perder la gubernatura dejará fuera de toda posibilidad de competir al gobernador Eruviel Ávila, que pese a las malas calificaciones que le concede la ciudadanía en general a su gestión, todavía cree que tiene los merecimientos para ser candidato presidencial.

 

 

Igualmente consideran que perder el Estado de México minaría la influencia que tiene sobre el grupo político hegemónico el actual secretario de Relaciones Exteriores, Luis Videgaray.

 

 

Si ganaran la elección del domingo próximo, las aspiraciones de ambos se fortalecerán, aunque depende del rumbo que tome un conflicto postelectoral.

 

 

El beneficiario de una derrota tricolor podría ser el secretario de Gobernación, Miguel Osorio, que siendo del grupo en el poder, no es nativo del Estado de México, lo que puede ser bueno o no.

 

 

En el PAN ya se prepara la noche de los cuchillos, sabedores de que Josefina Vázquez Mota no tiene ninguna oportunidad.

 

 

La responsabilidad se la achacan, totalmente, al líder nacional del partido, Ricardo Anaya, que se empeñó en llevar a Vázquez Mota en lugar del dirigente estatal, Ulises Ramírez, sólo porque este último tenía el apoyo del ex gobernador poblano Rafael Moreno Valle.

 

 

Y como Anaya sueña también con la presidencial, pues no dejó pasar a quien la lógica señalaba como el candidato natural.

 

 

En el PRD, independientemente de la votación, Juan Zepeda se ganó un lugar a nivel nacional que no tenía antes de la contienda.

 

 

Prácticamente desconocido, Zepeda ha sido el único candidato que de manera consistente ha crecido; quizá no le alcance para ganar la gubernatura, pero desde ya diversas corrientes le ven tamaños para sustituir a la senadora Alejandra Barrales en la dirigencia nacional.

 

 

En Morena, sea cual fuere el resultado, la apuesta para 2018 –y seguramente para 2024- será la misma: la del dueño del partido.

 

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El tacto de elefante con el que se conducen algunos gobiernos estatales y municipales encontró en el despido de una trabajadora en San Luis Potosí, el ejemplo ideal.

 

 

Sucede que una empleada de la Secretaría de Desarrollo Urbano, Vivienda y Obras Públicas fue despedida por “conflictiva’’.

 

 

La mujer denunció acoso laboral, pero, literalmente, la tildaron de loca.

 

 

Entonces ella decidió encadenarse dentro de las oficinas de la Oficialía Mayor del Gobierno del Estado, y en lugar de negociar su salida jurídica, las autoridades buscan exhibirla.

 

Pero el tiro ya les salió por la culata.

 

 

A ver qué hacen para solucionar ese problema, si no quieren que les escale más.

 

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La Fiscalía de Puebla informó ayer de la captura de cinco de los siete presuntos delincuentes que hace unas semanas asaltaron a una familia en la autopista México-Puebla.

 

 

En el asalto murió un niño de dos años y fueron violadas dos mujeres.

 

 

Antes, la Policía Federal había capturado a un presunto responsable.

 

 

Bien.