El domingo se celebran elecciones a gobernador en Coahuila, un estado del norte de México que siempre ha sido gobernado por el partido oficialista PRI y que busca la alternancia entre acusaciones de corrupción y un severo problema de deuda pública.
Desde 1929, Coahuila es un bastión del Partido Revolucionario Institucional (PRI), pero el anhelado viraje que buscan muchos podría llegar en estos comicios, en los que también se escogen 16 diputados de mayoría relativa, nueve de representación proporcional y 38 alcaldes.
Los señalamientos por corrupción y vinculación al crimen organizado se han ceñido desde hace años en contra del exgobernador Humberto Moreira (2005-2011) y su hermano y actual gobernador, Rubén Moreira.
El primero renunció a la presidencia del PRI el 2 de diciembre de 2011 tras verse involucrado en un escándalo por la supuesta contratación irregular de deuda pública.
Durante su mandato, la deuda estatal se multiplicó un 9.800 %, de 323 millones de pesos mexicanos (unos 17,5 millones de dólares) en 2005 a 32.000 millones de pesos (1.731 millones de dólares) en 2011.
En octubre de 2012, tras el asesinato de su hijo José Eduardo por presuntos miembros del cártel de Los Zetas, él se mudó a Barcelona.
En 2016, fue detenido por las autoridades españolas en Madrid por cargos de blanqueo y malversación, pero fue liberado poco después al no hallar suficientes pruebas en su contra.
En estas elecciones, y en aparente disputa con su antiguo partido, Humberto fundó el Partido Joven, y él mismo se postula como diputado plurinominal.
HALO
El halo de corrupción y mal manejo de recursos públicos ha perseguido a su hermano Rubén, considerado el cerebro del PRI en Coahuila. Recientemente, el conservador Partido Acción Nacional (PAN) denunció un millonario desvío del erario público.
Hace unos días un diario nacional probó con facturas que dos fiestas de cumpleaños, una de Rubén Moreira y otra del candidato al gobierno del PRI, Miguel Ángel Riquelme, fueron pagadas con dinero público.
Según un reciente sondeo, Riquelme aventaja por escasos puntos al candidato del conservador Partido Acción Nacional (PAN), Guillermo Anaya, seguido en un lejano tercer lugar por el aspirante del Movimiento Regeneración Nacional (Morena), Armando Guadiana, y el independiente Javier Guerrero, el 8,8 %.
Siete de cada diez ciudadanos opinó que “sería bueno” cambiar de partido en Coahuila, uno de los estados con menos pobres de México y una densidad de población muy baja, con unos 3,02 millones de habitantes.
Además, es un estado fronterizo relativamente tranquilo si se compara con sus vecinos Nuevo León y Chihuahua, golpeados por la violencia del narcotráfico.
En medio de una escalada de violencia en todo el país, con cotas no vistas desde el arribo de Enrique Peña Nieto a la Presidencia, en 2016 hubo 538 homicidios en Coahuila, y 292 fueron culposos (involuntarios), según datos oficiales.
En todo el país, se registraron 39.837 homicidios el pasado año.
Coahuila tiene varios puntos en común con el Estado de México, la región más poblada del país y en donde este 4 de junio también se celebran comicios a gobernador.
La mayoría de los ojos están puestos en las elecciones a gobernador del céntrico Estado de México, el más poblado del país y considerados un termómetro de las presidenciales de 2018.
No obstante, el periodista Pascal Beltrán del Río, señaló en una reciente columna que tanto el Estado de México como Coahuila pueden servir de indicador.
Hay un municipio en cada uno de esos estados cuyo electorado refleja, al votar al gobernador, la tendencia nacional que puede reproducirse un año después.
Son Tlalnepantla, en el Estado de México, y Torreón, en Coahuila, con una población de alrededor de 700.000 habitantes, más que los estados de Baja California Sur y Colima.
Desde que hay elecciones competidas en México, los de Torreón han han votado por el mismo partido o coalición que vence un año después las presidenciales.
“Es probable que su población tenga una composición socioeconómica semejante a la del resto de la República”, indica el analista.
En 18 años solo hubo una excepción: el PRI ganó por la mínima en Torreón en 1999 y perdió las presidenciales ante el PAN.
No obstante, esta será la última vez que se celebrarán elecciones a alcaldías en Coahuila un año antes de las presidenciales.
En esta ocasión, habrá elecciones en 38 alcaldías, pero solo ostentarán el cargo un año para cambiar la duración del cargo de cuatro a tres años y empatarlas con las elecciones federales.
dca