En unos meses más, de nuevo, estará en juego la credibilidad de la sociedad mexicana en la clase política.
Rumbo a 2018 se vienen los tiempos de “los nuevos rituales políticos”, del “siguiente paso”, del “mejor esfuerzo” que tal vez no les alcance.
Hará falta más política, mejor política.
También se viene una verdadera revolución política y social, con importantes consecuencias.
Es la sociedad la que sigue padeciendo las desastrosas actuaciones de una de las peores administraciones de autoridades electorales.
Ellas no deben permitir que el nivel de corrupción siente un mal precedente, que se ignore la evidencia y que una persona, llámese como se llame, pero que pertenece al sistema político mexicano viole la ley.
Hace apenas unos días, los responsables de dar esa certeza nos demostraron que no están capacitados para enfrentar crisis.
El domingo 4 de junio fue humillante la demostración de “poder” ante el temor de la derrota.
Los partidos políticos, todos, desconocieron los resultados, no mostraron disciplina y no respetaron la ley.
Eso no es lo asombroso; lo peor fue que los árbitros electorales ni los codos levantaron.
Es la hora de que esos servidores públicos respondan y dejen de infundir sospechas.
Ante la debilidad del actual proceder de la autoridad electoral, la justicia debe hacer su trabajo y se deben tomar las medidas que se consideren indispensables para corregir la situación.
Su permanencia al frente de la institución no hará sino agravar la crisis política que vivimos en México. Urge la llegada de quien pueda restablecer la confianza, la estabilidad y la seguridad de los votantes.
También urge que los líderes de los partidos y sus militantes dejen de ser una pesadilla.
Con toda seguridad rumbo a 2018 no habrá retrasos y sí destapes anticipados.
Milonga: en el Partido Nueva Alianza se preguntan ¿por qué no fueron invitados al festejo en Los Pinos, si fueron ellos los que aportaron la diferencia con la que Del Mazo ganó?
jfcastaneda9@hotmail.com
aarl