El PAN movió su primera pieza de la partida del ajedrez político posterior a las elecciones de hace una semana.

 

 

Pese a que públicamente tanto Ricardo Anaya como Josefina Vázquez Mota reconocieron el cuarto lugar en el que quedó el partido en el Estado de México, el sábado pasado el Comité Nacional panista anunció que pedirá la anulación de esa elección.

 

 

Acción Nacional se tomó toda la semana pasada para deliberar cuál sería su primer movimiento con el fin de presionar al PRI y, desde luego, al gobierno para que sea reconocida “la victoria’’ de Guillermo Anaya en Coahuila.

 

 

En el conteo de votos oficial en Coahuila, que concluyó el miércoles, se ratificó el triunfo del priista Miguel Riquelme, que ayer recibió su constancia como gobernador electo.

 

 

Anaya, el candidato, abandonó la sesión del consejo estatal electoral argumentando que se había “cuchareado’’ por lo menos 20% de las actas distritales; por ello pidió la anulación del proceso.

 

 

Tres días después, desde la dirigencia nacional del PAN, que no había hecho mayor comentario sobre la elección del Estado de México, anunció que tomó la decisión “de presentar un juicio de inconformidad en contra del resultado.

 

 

Durante la campaña, Acción Nacional presentó más de 20 denuncias penales por la compra de votos, la intervención indebida de los Gobiernos estatal y federal y la utilización de recursos públicos con la finalidad de beneficiar al candidato del PRI’’, precisó el instituto político.

 

 

Sin embargo, el PAN no hará un frente común con Morena, que exige igualmente la anulación de la elección.

 

 

Por el contrario, el PAN también denunció el desvío de recursos públicos para la campaña de Morena.

 

 

También al frente del Congreso, el PAN presiona.

 

 

El coordinador de los senadores del blanquiazul, Fernando Herrera, aseguró que el Congreso “no puede ser indiferente ante las irregularidades que se registraron en el Estado de México y Coahuila’’.

 

 

A ver hasta dónde aguanta el PRI la presión.

 

 

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El llamado Congreso Nacional de Morena resultó ser un mitin presidido por el dueño del partido, quien primero anunció que analizarían la posibilidad de alianzas con otros partidos para 2018, y en el discurso inicial descalificó a todos “por ser cómplices de Peña Nieto’’.

 

 

Fiel a su estilo, Andrés Manuel López Obrador dijo a sus seguidores que Morena “no podían marchar juntos’’ ni con el PRD, ni el PAN, ni el PES, ni Nueva Alianza ni el Movimiento Ciudadano.

 

 

Sólo cabe en su convoy el Partido del Trabajo, quizá el instituto político con más negativos en toda su historia.

 

 

Con ese apoyo, el tabasqueño cree que le alcanzará para ganar 2018.

 

 

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Con la expectativa de cambios en el gabinete legal y ampliado comienza esta semana, luego de la renuncia del consejero jurídico de la Presidencia, Humberto Castillejos, el viernes pasado.

 

 

La renuncia del funcionario motivó toda clase de especulaciones, ninguna de las cuales se cumplió el fin de semana.

 

 

Éstas se reavivarán a partir de hoy; sólo una cosa: recordar que Peña ha dicho que los cambios no han sido producto de la presión mediática.