El primer ministro de Rumanía, Sorin Grindeanu, perdió hoy tras sólo seis meses en el cargo, el apoyo de su partido bajo el argumento de que no ha cumplido el programa electoral.
“El Partido Socialdemócrata (PSD) está preparado para formar un nuevo Gobierno”, declaró el líder de la fuerza política, Liviu Dragnea, en una rueda de prensa organizada en el Parlamento, tras una reunión del Comité Ejecutivo de la formación.
Dragnea asegurpó que todos los ministros han presentado su dimisión y que el propio Grindeanu adelantó que él también se irá si el presidente del país, Klaus Iohannis, propone a otro socialdemócrata como primer ministro.
En el caso de que Grindeanu insista en permanecer en el cargo, su partido recurrirá a una moción de censura para expulsarlo del poder, advirtió Dragnea, quien confió en que no sea necesario llegar a ese extremo y recordó que el primer ministro “ya no tiene Gobierno”.
Con esta decisión, unánime entre los miembros de la cúpula del partido, culminan cinco días de presiones para que Grindeanu dimita, a lo que el jefe del Gobierno se ha resistido hasta ahora.
Antes, el grupo de la Alianza de los Liberales y Demócratas por Europa (ALDE), en coalición gobernante con el PSD, también decidió retirar el apoyo político al primer ministro.
Dirigentes del Partido Socialdemócrata habían exigido públicamente la marcha de Grindeanu, acusándole de no cumplir con las promesas con las que el partido ganó las elecciones del pasado diciembre.
Algunos analistas han explicado que la rebelión de la cúpula del PSD contra su primer ministro se debe a la actitud combativa de Grindeanu ante la corrupción y su negativa a impulsar un indulto que beneficie a compañeros de su partido acusados o condenados por prácticas ilegales.
“Grindeanu rechaza ayudarles después del polémico decreto que desató en febrero las mayores protestas en Rumanía desde la caída del comunismo en 1989”, explicó a Efe el analista Dan Tapalaga.
Esa oleada de protestas arrancaron poco después de la toma de posesión de Grindeanu y se prolongaron durante semanas, cuando el Gobierno aprobó por la vía de urgencia un decreto que despenalizaba ciertos casos de corrupción.
Liviu Dragnea, el líder del PDS e impulsor de la dimisión de Grindeanu, habría sido uno de los políticos en beneficiarse de esa medida.
En los últimos años, unos 3.000 políticos rumanos han acabado en prisión por delitos de corrupción, entre ellos el ex primer ministro socialdemócrata Adrián Nastase.
aarl