Desde hace meses, quizá un año atrás, un grupo de priistas que alguna vez tuvieron cargos de importancia decidió crear un movimiento presuntamente disidente interno, sin consecuencias hasta hoy.

 

 

Pero el sábado pasado salieron a despotricar en contra del dirigente nacional de su partido, a quien acusaron de intolerante y no estar cerca de las bases.

 

 

Este movimiento estaba encabezado por el ex gobernador de Oaxaca, Ulises Ruiz, que fue el primero en cuestionar el liderazgo nacional del PRI, y al que se han ido sumando personajes como Ivonne Ortega, la yucateca que quiso adelantarse a la sucesión presidencial con muy poca fortuna.

 

 

La reunión sabatina a la que acudieron priistas que no están ahora en posiciones de poder, salvo Ortega que es diputada, sirvió para condenar los actos de corrupción protagonizados por tricolores de renombre, el curso que sigue la Asamblea Nacional en la cual sólo participarán tres mil de 10 mil delegados y el hecho de que el candidato presidencial sea nombrado por “dedazo’’.

 

 

Y aunque algunos despistados han querido comparar este movimiento con el protagonizado en 1988 por Cuauhtémoc Cárdenas y Porfirio Muñoz Ledo, que dio pie a la creación del Frente Democrático Nacional que después se convertiría en el PRD, no existe parámetro de comparación.

 

 

En primera porque Cárdenas y Muñoz Ledo renunciaron al PRI para iniciar su movimiento, y lo que vimos el sábado fue el berrinche de algunos priistas que llegaron tarde al reparto de poder en esta administración.

 

 

El pataleo no tiene que ver con las críticas al partido y su dirigencia, sino con el hecho de que no fueron tomados en cuenta para alguna posición.

 

 

Harán ruido, pero aun renunciando al PRI –cosa improbable hasta ahora-, están a años luz de Cárdenas y Muñoz Ledo.

 

 

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Que hoy podría darse a conocer un movimiento en el gabinete de Miguel Mancera, y las apuestas ya comenzaron a correr.

 

 

Que si el consejero jurídico –por el tema de la Línea 7 del Metrobús-, que si el procurador –por el tema de alza de delitos en la CDMX-, que si el de Movilidad –por el desorden del tráfico citadino-, hasta la Secretaría General de Gobierno –que porque en realidad el que resuelve todo es Luis Serna, el particular del jefe de Gobierno.

 

 

Sea como fuere, ayer todos los funcionarios –hombres- de la administración mancerista disfrutaron de su Día del Padre, a la espera de que hoy no le toque el recorte anunciado.

 

 

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El gobernador del Banco de México, Agustín Carstens, aseguró que los hechos políticos y económicos que propiciaron la crisis de 1994 crearon una “tormenta perfecta’’.

 

 

Carstens fue tesorero del Banco de México entre 1991 y 1993, previo a la crisis del error de diciembre de 1994, pero reconoció que el Gobierno mexicano debió “haber fortalecido mucho más nuestro sistema financiero en términos de regulación prudencial’’.

 

 

Parte del documental Error: ficción, miedo, debacle’, realizado por Azteca.

 

 

Para que no se nos olvide y no nos vuelva a pasar.

 

 

Ojalá.