Cuando una escisión díscola de Al-Qaeda decidió seguir con su terror buscando una capital para formar un Estado, ése era el Estado Islámico. Pretendían que una parte no menor de Siria e Irak conformara un Estado con sus estructuras legales, la “sharia” y una sociedad en la que las mujeres se dedicaran a procrear para constituir así el Estado Islámico.
Muchas mujeres se marcharon al llamado del líder del DAESH, Abu Bakr al- Baghdadi. Porque ese llamado no sólo era para ir a luchar a la “yihad”, fundamentalmente se trataba de procrear a través de sus vientres como 50 años antes ya lo había anticipado el Presidente argelino, Houari Boumediene, cuando dijo que Occidente sería de nuevo conquistado y lo harían “a través del vientre de nuestras mujeres”.
Y ¿por qué el mal llamado Estado Islámico busca a Siria e Irak? Se trata de una de las zonas más ricas del planeta en cuanto a gas y petróleo. No en vano, centenares de camiones cargados del oro negro pasaron durante muchos meses por la frontera turca para poder sufragar a un estado que no existe, pero que sus pretensiones son su creación al estilo más heterodoxo de un Estado de donde el terror es la ley.
La Comunidad Internacional, sin embargo, ha ido resquebrajando los planes. Los reductos de Siria e Irak se están desplomando, pero no la idea del terror que preconiza el DAESH. Porque a estos terroristas les podrán golpear, pero se reproducen como las colas de las serpientes. No hay más que ver cómo está tomando gran parte del Sagel, una extensa franja que recorre gran parte del norte de África, o cómo cada vez se hacen más fuertes con sus primos hermanos de Al-Qaeda del Magreb Islámico. Y eso es un peligro para los países ribereños del Mediterráneo, como España e Italia por la cercanía con los terroristas.
Pero ahora también están haciéndose fuertes en la frontera entre Pakistán y Afganistán. Concretamente en las montañas inexpugnables de Tora Bora que fue el refugio, durante mucho tiempo, de Osama bin Laden. Se trata de una zona óptima para no ser detectado. Son montañas donde la propia infantería estadounidense prefirió no entrar en la lucha contra el régimen del talibán, a principios de este siglo, por los difíciles accesos que tienen las montañas.
Desde ahí y desde otros puntos de Medio Oriente continúan pergeñando más atentados contra Europa, principalmente contra Gran Bretaña y Francia. Sin embargo, no descartan cualquier atentado terrorista en cualquier sitio de Europa y de Estados Unidos.
No se puede bajar la guardia ante este terrorismo silente y escurridizo donde el enemigo está en casa y nos conoce mucho mejor que nosotros a él. Por eso nos lleva una ventaja considerable.