El sol volvió a las calles de Montreal y con él, miles de personas que en bermudas, mangas de camisa y gafas, desde temprana hora pasearon por distintos recintos religiosos, tiendas comerciales y, desde luego, por foros del Festival Internacional de Jazz que lucieron llenos y animados toda la jornada.

 

Por la tarde, el debut correspondió a Villalobos Brothers, grupo mexicano que desde la esquina de Clark alzó la voz para pugnar por la memoria de los pueblos.

 

Emocionados, arribaron a su prueba de sonido a las 18:00 horas y desde entonces empezaron a levantar la expectativa de curiosos y compatriotas que se acercaron a aplaudirles ante la complacencia de los músicos mexicanos, radicados en Nueva York, que luego de las 20:00 horas pusieron el ambiente con su propuesta que fusiona el son huasteco y, en particular, el de su natal Veracruz, con los cosmopolitas sonidos que van del folk al rock.

 

El sonido de sus violines enriquecido por el bajo, la guitarra electroacústica y la batería, pronto captó la atención de la concurrencia que estuvo efusiva en todo momento, aplaudiendo temas como “Attack”, “El pijul” y “San Lorenzo”, que son de lo más conocido de su música.

 

Con gran energía sobre el escenario Ernesto, Alberto y Luis se entregaron con su grupo a la experiencia de tener presencia en el prestigiado jazz fest, donde también interpretaron “Irish”, un tema que habla de la migración; “Destino”, “Chiquitita” y “Hombres de arcilla”, melodía con la que se manifestaron en contra de cualquier tipo de violencia en las sociedades y pugnaron por la memoria de los pueblos.

 

Es una canción, explicó Ernesto, que habla sobre los estudiantes desaparecidos en Ayotzinapa, Guerrero, pero que también tiene que ver con el asesinato de periodistas y otros casos que lamentablemente nos rodean.

 

Aunque aún faltaban 15 minutos para las 21:00 horas, personal del festival los apresuró y tras ejecutar “Lo relativo” se despidieron del escenario, en medio del griterío generalizado que pedía más; por ahí se escuchó una voz que pedía “La bamba” pero, respetuosos de los tiempos de las otras bandas, se despidieron satisfechos con lo logrado.

 

A la misma hora, en una de las más esperadas presentaciones de la jornada, la Orquesta Metropolitana llegó a la sala Wilfrid-Pelletier para musicalizar en vivo la multipremiada cinta estadounidense “La, la, land”, que estelarizan Emma Stone y el canadiense Ryan Gosling.

 

Proyectada en francés, con audio en inglés, la película de Demian Chazelle, con cuya banda sonora se hace un tributo al género sincopado, cautivó a la gente que hizo una buena entrada para disfrutar de la presentación sinfónica que, bajo la dirección de Justin Hurtwitz, también incluyó música de cintas como “Wiplash” y “Guy and Madeline on a Park Bench”.

 

Considerada revelación del 2016, con más de 380 millones de dólares recaudados en taquilla, y consentida por la crítica especializada que la premio con siete Globos de Oro y seis premios Oscar en categorías como Mejor director, Actriz, Banda sonora, Canción original, Fotografía y Diseño de producción, la cinta sigue dando de qué hablar.

 

Aunque menos espectacular que la presentación de hace dos años del espectáculo basado en la cinematografía de Baz Luhrman, la película cumplió su cometido al cautivar a la audiencia, con la espléndida interpretación de la banda sonora.

 

Afuera, los ánimos fueron calentados con diversas presentaciones callejeras que dieron paso a la estelar de la noche, en el TD Stage, donde tocó el turno a la blusera Betty Bonifassi, quien ofreció un par de sets (21:00 y 23:00) ante miles de personas que abarrotaron el espacio y disfrutaron de la singular voz de contralto de la cantautora canadiense, aunque nacida en Niza, Francia.

 

Su voz potente y estilo vigoroso logró cautivar a la audiencia con una interesante mezcla entre el jazz, el blues, el trip-hop y el folk electrónico, al amparo de una estridente iluminación que por momentos impedía distinguir lo que ocurría en el escenario.

 

Flanqueada por dos pantallas gigantes y la proyección de “los verdaderos colores de Montreal”, sobre el edificio de la Universidad McGill que se encuentra a espaldas de ese escenario, la cantautora interpretó lo mejor de su discografía que incluye títulos como “Champion” (2004) y “Beast” (2008), para ya al filo de la media noche despedirse de las cientos de personas que permanecían en el espacio y los bistros aledaños.

 

Este lunes continúa la actividad del Festival, que tiene como estelar a la banda estadounidense de rock King Crimson, y otros eventos relacionados con los festejos por los 150 años de la confederación canadiense, los 375 años de fundación de Montreal y los 50 años de la gran exhibición de 1967, que enseñó al mundo de qué estaba hecha esta nación, que al paso del tiempo se ha consolidado como multiétnica y multicultural.

 

 

aarl