¿Alguien se sorprende porque el Presidente de Estados Unidos publique un meme donde le aplica una llave de lucha libre a un personaje que representa a la cadena de noticias CNN?
La verdad es que no.

 

De entrada, el video donde Donald Trump aparece payaseando a la orilla del ring de luchas es real. Fue hace 10 años cuando sólo era un millonario. Pero lo que hace ahora, que es el Presidente de los Estados Unidos, de incitar a la violencia en contra de los medios es algo que se espera de él, pero que resulta muy preocupante.

 

No perdamos de vista a ese Trump en la relación bilateral. No hay garantías de que en la próxima renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, Trump no intente aplicarnos una hurracarrana que al menos haga temblar a los mercados.

 

Porque la realidad es que ya en el ring de la negociación, los mexicanos mandaremos a los técnicos, pero está claro que con la experiencia que tienen, dominan algunas técnicas de los rudos.

 

Por lo pronto, Trump se luce con su público, pero deja al descubierto algunos de sus puntos débiles para esa negociación.

 

La huida de Ford a China, para construir un modelo que originalmente ensamblaría en México, fue un duro golpe para nuestro país, pero constituyó un golpe a la mitad de la cara para Trump, quien prometía tener a las armadoras en la bolsa. Con la decisión de Ford perdió, además, la proveeduría estadounidense que integra la cadena productiva automotriz con México.

 

Con los productores del campo ya tiene claro que no se va a pelear y que uno de los mercados más importantes para su país es precisamente el mexicano. Los estados que más lo apoyaron son paradójicamente los que más dependen de sus ventas a México.

 

Los texanos firmarían su independencia si les quitan la libertad de comerciar con México. Y ni hablar del sector energético, que tiene la posibilidad de un acceso preferencial a un mercado potencial de hidrocarburos enorme como es México con su reforma energética.

 

De hecho, la semana pasada el propio Trump recurrió a su patética caricaturización de la relación con nuestro país cuando anunció la construcción de un oleoducto que va a cruzar la frontera sur de la Unión Americana.

 

No desperdició la oportunidad para decir que el enorme tubo pasaría por debajo del muro. Una burla al estilo Trump.

 

Y es que es un hecho que ese oleoducto está en construcción; no transportará petróleo crudo (que ya estamos comprando a Estados Unidos), sino productos terminados como la gasolina de la que somos hoy totalmente dependientes de ese país.

 

Es un hecho, pues, que a estas alturas de su polémico gobierno, Trump debe tener claro lo conveniente que le resulta a su país una relación cercana en todos los sentidos con México, lo que no descarta la posibilidad de que un día, en Twitter, el magnate se suba a la tercera cuerda y nos tunda con sus mensajes.

 

aarl