El juez Randy Rich, que tiene en sus manos el caso, ha tenido que decirle que deje de posar a las cámaras durante su primer audiencia, el viernes pasado; ella no quiere y tampoco aceptaba tener un abogado. No pierde la sonrisa.
El mundo ha visto cómo la michoacana migrante acusada de matar a cuatro de sus cinco hijos y a su esposo en Estados Unidos no deja de sonreír, mira a quienes la observan y levanta los pulgares en señal de “Ok”.
Este lunes el abogado que le otorgaron por ley en Loganville, Georgia, pidió que le realicen pruebas psicológicas.
Isabel Martínez tiene 33 años, nació en Michoacán y tenía cinco hijos, de entre 2 y 10 años. Sólo le sobrevive una de nueve. Su esposo también murió por las cuchilladas que le propinó.
Isabel nada ha dicho sobre la causa que le llevó a cometer el crimen por el que ahora enfrenta los cinco cargos por homicidio con malicia y seis por asalto agravado; motivo por el que su abogado Robert Greenwald ha solicitado la evaluación psicológica.
Medios reportan que en sus redes sociales parecía orgullosa de sus hijos, incluso días antes del multihomicidio publicó imágenes de la trenza que le hizo una de sus hijas.
Presumía fotos de su familia completa, a lado de su esposo Martín Romero.
Aunque no se sabe desde cuándo, se documentó que la familia de siete vivía en una comunidad de casas móviles en Loganville.
No es una mujer mala, era una madre cariñosa y paciente hasta antes de perder a su padre en México, fue que entró en depresión; dijeron vecinos a Mundo Hispánico, un portal de noticias.
En próximos días vendrá una segunda audiencia, para la cual esperan contar ya con un informe sobre su salud mental; lo que ayudaría a conocer el porqué decidió acabar con la vida de Martín Romero, de 33 años; Isabel Martínez, de 10 años; Dacota Romero, de 7 años; Dillan Romero, de 4 años, y Axel Romero, de 2 años… mientras ellos dormían.
Con información de Mundo Hispánico y Al Día Dallas
DCA