El 7 de julio murió Naiara Abigail Briones Benítez, una niña nacida en Argentina en 2008, que hace años llegó con su madre a Huesca, España.

 

Su madre la alejó de su padre, que se quedó viviendo en Misiones, Argentina; la mujer encontró otra pareja en España y bajo el cuidado de su nuevo cuñado y dos sobrinas, dejó a la pequeña; ya que había encontrado un trabajo lejos de ahí.

 

Los medios españoles reseñan la vida de Naiara como “un infierno en Huesca”, tras las investigaciones dadas a conocer luego de su sepelio, al que sólo fueron cuatro personas; ya que ella no tenía familiares directos en esa ciudad de España.

 

El hermano de la pareja de la madre de Niara, fue el que comandó “su cuidado”, cuando la dejaron sola… pero también los castigos que la llevaron a la muerte.

 

TORTURA

 

De acuerdo a declaraciones, también sus “primastras” -como les llaman en España-, de 12 y 15 años, participaron de las reprimendas brutales.

 

El cuerpo de Naiara, de ocho años, tenía varias señales de golpes en el cuerpo; incluida una fractura de tibia que había soldado sola. Aún investigan si todas tienen relación con las torturas a la que fue sometida.

 

El 6 de julio se pidieron los servicios de emergencias e Iván Pardo Pena, de 33 años, dijo que la menor se había caído de la escalera. La llevaron al hospital y ahí murió un día después.

 

Las versiones contradictorias de las “primastras” y luego la confesión del “tíastro”, revelaron que eran mentiras.

 

Las dos últimas noches de vida de la pequeña víctima, las pasó de rodillas como castigo.

 

Los castigos se los ponían por ser mala estudiante, por ser sudaca, y otros tantos pretextos; dijeron.

 

En las indagatorias se supo que las sobrinas del asesino confeso estuvieron presentes en la habitación mientras la torturaban. La última sesión habría durado de 11:00 a 16:00 horas del jueves 6 de julio, cuando una de las menores llamó a emergencias.

 

En ese momento la víctima estaba sola con ellos, la “abuelastra” estaba fuera y la madre estaba lejos trabajando.

 

Naiara murió en el hospital Miguel Servet de Zaragoza, donde sus tres verdugos mantuvieron por horas la versión del accidente, sin embargo, tras las sospechas de los médicos, ahí mismo detuvieron al asesino; sin mostrar muestras de arrepentimiento.

 

Las menores están bajo custodia de los Servicios Sociales de la Comunidad Autónoma.

 

El padre de Naiara ahora busca recursos para llevar el cuerpo de su hija a Argentina; aunque su cuerpo ya reposa en Huesca.

 

Con información de El País y El Español

 

dca