La Procuraduría General de la República se prepara para presentar, el sábado, las pruebas en contra de Javier Duarte que no se mostraron el lunes durante la primera audiencia.

 

Hubo un descuido y se soslayó, el lunes pasado, la importancia de la audiencia, debido a que en la PGR a “alguien’’ se le ocurrió que dicha audiencia no tendría mayor trascendencia, debido que se trataba sólo de informar al ex gobernador la legalidad del proceso en su contra.

 

Ya se vieron los resultados.

 

Ministerios públicos mal preparados, con desconocimiento del caso que hicieron ver a la PGR como una comparsa de Duarte.

 

Los que conocieron de cerca la reacción del procurador, Raúl Cervantes, dicen que se puso más verde que jugador reservista del Cruz Azul, y más cuando en los medios de comunicación se comenzó a hablar de un arreglo entre el gobierno y Duarte para tirar el proceso en su contra.

 

Pero el sábado, que es la audiencia en la que formalmente se informará a Duarte que está vinculado a proceso, la PGR echará toda la carne al asador.

 

Y aunque es un proceso lento y largo, se espera que el juez ordene la prisión preventiva de, por lo menos, dos años para que la Procuraduría cierre el caso.

 

Duarte será enviado del Reclusorio Norte a un penal federal para su protección.

 

 

Ayer debió comenzar a funcionar en todo el país el llamado Sistema Nacional Anticorrupción, que no tiene fiscal especial y que carece de magistrados especializados en el tema.

 

El SNA, pese a ello, va.

 

La ley establece que en ausencia de un fiscal especializado, la responsabilidad recae en el procurador Raúl Cervantes y el trabajo de los magistrados especializados -18 que aún no son nombrados- lo realizan ministros numerarios del Tribunal Federal de Justicia Administrativa.

 

No es que la ausencia de un fiscal especial y sus ministros impida que se castiguen actos de corrupción, pero no se ve bien ni es políticamente correcto que los partidos hayan tomado como rehén de sus intereses los nombramientos que faltan.

 

 

Se cumplió una semana de la tragedia del socavón en el Paso Express, en Cuernavaca, y el gobernador de Morelos, Graco Ramírez, jamás se presentó al lugar de los hechos.

 

Eso sí, el perredista se apresuró a desmarcarse y ha responsabilizado a la Federación del socavón.

 

Pero Graco se ha negado a explicar el hecho del porqué la Cruz Roja local se negó a bajar al socavón recién sucedido el accidente o por qué Protección Civil estatal tardó tanto tiempo en las maniobras de rescate y nunca utilizó lo que se conoce como línea de vida, introducir un tubo con oxígeno hacia donde estaban las víctimas durante los trabajos de extracción.

 

Ello, sin embargo, no le ha impedido placearse en radio y televisión para seguir culpando al Gobierno federal… y reiterar sus aspiraciones políticas.

 

 

En el PRI apuestan a que la Asamblea Nacional del 12 de agosto transcurrirá sin sobresaltos; que se llegará con los acuerdos no sólo planchados, sino almidonados.

 

¿Pues a qué santo le estarán rezando para que les haga el milagro?

 

Tiene nombre y apellido.

 

caem