Las últimas semanas, la prensa y redes sociales han sido infestadas de mensajes que reprueban y descalifican al Sistema de Justicia Penal Adversarial. Ante esta ola, desde diversos sectores, hemos alzado las voces para poner un alto a cálculos y cifras totalmente falaces que tal parecían presagiar un “apocalipsis delincuencial”.
El Sistema de Justicia Penal tiene varios enemigos, entre otros, la ignorancia, la desinformación y el populismo penal1. El populismo penal promueve la mano dura, las medidas autoritarias y las salidas fáciles para supuestamente abatir la delincuencia.
También alerta la salida de hordas de delincuentes peligrosos a robarnos, a violarnos y a matarnos, y reitera que el sistema es hipergarantista2. Vale la pena subrayar que el hipergarantismo no es una palabra ni un concepto que contemple la doctrina penal.
Una de las referencias al nuevo sistema es la llamada “puerta giratoria”, una pésima metáfora que ha tenido alto alcance y mucho eco. No se confundan: respetar los derechos de los imputados no implica, por ningún motivo, dejar de respetar los derechos de las víctimas.
Nadie puede negar que estamos frente a una crisis de violencia e inseguridad, pero ésta se gestó hace más de una década y es, por lo tanto, ridículo achacársela al nuevo sistema, el cual tiene un año de haber entrado en operación.
Como su nombre lo indica, el sistema es un conjunto de normas y principios que van más allá de los procesos del Código Nacional de Procedimientos Penales. Es decir, el proceso penal es sólo un engranaje de toda una maquinaria diseñada para procurar e impartir justicia.
Por lo pronto, es esencial diseccionar el naciente Sistema de Justicia Penal con la finalidad de identificar las fallas, pero definitivamente encarcelar a más personas sin sentencia no es la solución.
Seamos francos, el problema de primera generación ya lo hemos superado; esto es la instalación de un proceso penal oral, transparente y basado en audiencias. Hoy nos enfrentamos a un problema de segunda generación: la investigación criminal.
Fuimos testigos de cómo a lo largo de ocho años de preparación para el nuevo sistema se privilegió la edificación de salas de audiencias y en capacitación, pero al paso del tiempo, es evidente que faltó invertir en el capital humano destinado a investigar delitos y construir casos sólidos. Es ahí donde tenemos un enorme pendiente.
No existen salidas fáciles ante la ineficiencia. La construcción de un sistema de justicia es un enorme reto que seguimos afrontando y debemos superar como nación.
El Sistema de Justicia Penal debe ser un compromiso político, social y nacional que se revise día con día y tenga metas específicas de consolidación a corto, mediano y largo plazo. Tal parece que muchos gobernantes y autoridades han desarrollado un “amor líquido” hacia la reforma y hacia el Sistema de Justicia Penal. Bien dijo Zygmunt Bauman al explicar las relaciones posmodernas: “El arte de romper relaciones y salir ileso de ellas supera ampliamente al arte de componerlas”.
1 http://www.letraslibres.com/mexico-espana/populismo-penal-la-mexicana
2 https://hidalgo.quadratin.com.mx/principal/anuncia-fayad-reformas-al-sistema-penal-hipergarantista/
caem