HOUSTON.- La joven Sloane Stephens venció esta noche por 6-1, 0-6 y 7-5 a la veterana Venus Williams, novena cabeza de serie, y consiguió por primera vez el pase a la final individual femenina del Abierto de Estados Unidos.
Stephens, de 24 años, séptima jugadora en la historia del Abierto de Estados Unidos que llegó a las semifinales a pesar de no estar en entre las top 50, llegó al torneo como número 83 del mundo, jugará también su primera final de un torneo de Grand Slam.
La nueva finalista, que juega el sexto Abierto de Estados Unidos, tendrá como próxima rival a la ganadora de la otra semifinal de compatriotas que esta noche también juegan Madison Keys, decimoquinta cabeza de serie, ante Coco Vandeweghe, vigésima preclasificada.
Si es Keys la rival, Stephens tiene ventaja de 1-0 en el único enfrentamiento que han protagonizado, pero si le toca a Vandeweghe, ésta la aventaja 3-1 en los cuatro partidos que han jugado.
Desde 1981 que no había cuatro jugadoras locales en las semifinales del Abierto de Estados Unidos y desde 1985 en las del Abierto de Australia.
La última vez que hubo dos fue la edición del 2002 cuando las hermanas Serena y Venus Williams las ganaron y disputaron la final con triunfo para la primera en lo que fue su segundo título de campeona de los seis que ha ganado en Flushing Meadows.
Precisamente, Serena Williams, que no ha podido competir en este Abierto por ser madre por primera vez, fue la ultima tenista estadounidense que ganó el título, en el 2014, cuando se impuso en la final por 6-3 y 6-3 a la danesa Caroline Wozniacki.
Sin Serena Williams en la competición, su hermana, como hizo en el Abierto de Australia y Wimbledon, intentó a sus 37 años volver a conseguir el título de un Grand Slam, pero la nueva generación del tenis femenino de su país se lo impidió, como en el torneo inglés lo hizo la española Garbiñe Muguruza, que fue la campeona.
La mayor de las Williams, que mantiene un gran nivel de tenis, aunque no pudo ver el sueño de jugar su quinta final del Abierto de Estados Unidos, que ganó dos veces (2000 y 2001) y tiene siete títulos de Grand Slam, tras haber disputado 19 torneos en Flushing Meadows, le pasó con todos los honores el testigo a una de los nuevos valores que tiene el tenis femenino estadounidense.
El triunfo de Stephens ante la mayor de las hermanas Williams, el segundo que consigue en los dos únicos enfrentamientos que han tenido, el primero fue en Roland Garros del 2015, llegó después de haberse disputado dos horas y siete minutos de acción en la que los dos primeros sets no dejaron ningún tipo de emoción, pero el tercero valió por todos.
Stephens, que el primer había tenido un tenis sólido desde el fondo de la pista con seis golpes ganadores por 17 errores no forzados de Williams, sólo necesitó 24 minutos para ganarlo.
Pero en el segundo surgió la mejor Venus, con golpes potentes ganadores, colocó 11 por ocho errores no forzados y barrió a Stephens que desapareció por completo sin que pudiese hacer un solo juego.
Todo estaba como al principio y con la incógnita de si al final se podía ver el mejor tenis de ambas en competición y eso fue lo que sucedió cuando Stephens en el primer juego le hizo el “break” a la mayor de las hermanas Williams, para en el segundo salvó un 15-40 y mantuvo el suyo (0-2).
Ahí estuvo otra de las claves de su triunfo al darle la confianza que podía mantener el buen nivel de juego, y aunque en el cuarto perdió su saque para el parcial de 2-2, en el séptimo le hizo a Venus, que comenzaba a sentir el esfuerzo realizado, el segundo “break” (3-4), aunque la doble campeona del Abierto hizo valer su experiencia e igualó el marcador (4-4).
Todo estaba igualado, pero Stephens era la que imponía el ritmo del juego hasta que llegó el undécimo juego y con golpes de derecha ganadores consiguió el tercer “break” que sería el definitivo porque en el duodécimo con su saque estuvo impecable y aseguró la gran victoria con un error no forzado que cometió Williams al intentar un revés.
El error no forzado de Williams fue el 51 del partido por apenas 27 que tuvo Stephens, que colocó 17 golpes ganadores, comparados a los 28 de su rival.
Stephens, después de 73 minutos de lucha con Venus Williams, que fue lo que duró el tercer set, alcanzó el gran sueño de su vida, estar en la final del Abierto de Estados Unidos, cuando apenas el pasado 8 de abril comenzaba a caminar e iniciaba el proceso de recuperación de una grave operación del pie izquierdo a que tuvo que someterse.
DCA