Tras el sismo de 7.1 grados, registrado este martes, el llamado de auxilio que más angustia generó fue el del Colegio Enrique Rébsamen, ubicado en avenida Brujas y División del Norte, en la Ciudad de México.

 

22 niños fallecidos y 30 más que permanecían atrapados, así como ocho adultos desaparecidos, era el saldo preliminar que reportaban las autoridades capitalinas al cierre de esta edición, ante el desplome del edificio en el que cientos de niños, recibían clases este martes.

 

La solidaridad de los capitalinos que revivieron y mostraron –como hace 32 años– que la unión hace la fuerza, permitió que expertos de Protección Civil y voluntarios, comenzaran a retirar con manos, picos, palas, y cualquier herramienta que tuvieran a la mano, los escombros del inmueble.

 

De acuerdo con los rescatistas que laboran en la escuela Enrique Rébsamen, –hasta el cierre de esta edición– los niños rescatados  que buscaban a sus familiares eran 14, mientras que los sobrevivientes al derrumbe fueron 32, en total. Aunque las cifras totales seguían siendo confusas.

 

Las Fuerzas Armadas llegaron hasta el lugar para ayudar en las labores de rescate, y los padres de familia, y vecinos de la zona, apoyaban en la tarea, el objetivo: rescatar a todos los niños, en su mayoría menores de nueva años de edad. Algunos de ellos haciendo uso de sus teléfonos celulares mandaban mensajes de texto a sus padres para informar que estaban vivos.

 

El trabajo era a contratiempo, llegó la noche y con ella, más personal de la Cruz Roja y la Marina para auxiliar en las labores, ante la dificultad que la oscuridad representa para este tipo de tareas.

 

El presidente Enrique Peña Nieto, acompañado del Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera, del secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, y del secretario de Marina, Vidal Francisco Soberón, sobrevoló en helicóptero la zona del colegio para tener un panorama completo de los daños y las labores de rescate.

 

Hasta el lugar, ingresaba diversos tipos de maquinaria para escarbar entre los escombros y rescatar a las personas que aún permanecían atrapadas.

 

No obstante el esfuerzo de las Fuerzas Armadas y la Cruz Roja las autoridades solicitaban médicos pediatras, materiales médicos como gasas, insulina infantil, oxígeno, así como pilas, desarmadores y pinzas de corte, además de alimentos que se pudieran repartir entre los cientos de voluntarios.

 

Las calles aledañas al lugar permanecerán cerradas a la circulación y los únicos a los que se les permitía ingresar con vehículos a la zona de riesgo, eran el Ejército y la Marina, por lo que la invitación a los voluntarios es que todos los instrumentos de ayuda, víveres y medicamentos lo hicieran por medio de motocicleta, bicicleta o caminando.