La amenaza de perder el poder ante un aguerrido rival de izquierda el próximo año está inclinando al gobernante Partido Revolucionario Institucional (PRI) de México a buscar un candidato ajeno a sus filas, por primera vez en sus nueve décadas de historia.
Los escándalos de corrupción, el lento crecimiento, la incapacidad por frenar la violencia del narcotráfico y las persistentes denuncias de fraude electoral han erosionado seriamente la ya de por sí escabrosa reputación del PRI de cara a las elecciones presidenciales de julio del 2018.
Eso le ha abierto la puerta a Andrés Manuel López Obrador, un veterano político de izquierda que ha buscado la presidencia en dos ocasiones anteriores y quien ha lanzado una implacable campaña contra la corrupción.
EL ELEGIDO
Miembros del PRI dicen que en los próximos días podría revelarse quién será el candidato del partido, y muchos creen que el secretario de Hacienda, José Antonio Meade, puede ser el elegido.
Meade, quien también sirvió en el gobierno anterior del conservador Partido Acción Nacional (PAN), no tiene afiliación partidaria formal y se ha distinguido como un servidor público discreto y diplomático, con una profunda experiencia en economía y finanzas, como pocos en el país.
Pero más importante aún, ha evitado los escándalos que han envuelto al PRI bajo el mandato del presidente Enrique Peña Nieto, quien no puede buscar la reelección.
El exdiputado federal del PRI, Heriberto Galindo, dijo que la probidad y experiencia económica de Meade lo convierten en una alternativa ideal en momentos de incertidumbre para México por las amenazas del presidente estadounidense, Donald Trump, de abandonar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).
“El problema principal social para la sociedad mexicana es la corrupción y la impunidad, y José Antonio Meade es un hombre con fama de ser honrado, y es honrado, con fama de ser honesto, y es honesto”, dijo Galindo. “Por eso creo que él debe de ser el candidato”, agregó.
El PRI dijo el jueves que quienes aspiren a ser candidatos presidenciales por el partido deben registrarse el 3 de diciembre y que a mediados de febrero una convención de delegados elegirá a su postulante.
ATRACTIVO PARA VARIOS PARTIDOS
Casi una decena de legisladores del PRI, funcionarios en activo o exfuncionarios consultados por Reuters dijeron que Meade sería probablemente el elegido, apuntando que es visto con buenos ojos por varios partidos.
Ninguno de los consultados pronosticó que el candidato podría ser el secretario de Gobernación Miguel Ángel Osorio Chong, quien no ha logrado apagar la violencia del crimen organizado y que fue criticado por la fuga en 2015 del capo de las drogas Joaquín “El Chapo” Guzmán.
Meade ha sido evasivo respecto a sus posibles aspiraciones presidenciales, y algunos miembros del PRI no descartan que el partido dé una sorpresa.
El secretario de Educación, Aurelio Nuño, de 39 años, el exjefe de gabinete de Peña Nieto y uno de sus aliados más cercanos, así como el secretario de Salud, José Narro, también son vistos como alternativas probables.
Las especulaciones sobre Meade se intensificaron desde que el PRI cambió sus estatutos en agosto para facilitar la postulación de personas no afiliadas al partido, pero Peña Nieto ha intentado disipar conjeturas en torno al secretario de Hacienda.
Las encuestas muestran que tendría mucho trabajo por hacer. Meade no es ampliamente reconocido por los votantes, y un encuesta divulgada esta semana por la firma Buendía y Laredo lo puso 14 puntos porcentuales por detrás de López Obrador.
Sin embargo, los miembros del PRI que apoyan a Meade creen que él podría persuadir a suficientes mexicanos que se oponen a que López Obrador.
Gran parte de esa idea, argumentan, se basa en los lazos de Meade con el PAN, que gobernó México del 2000 al 2012 y ha peleado encarnizadamente contra López Obrador.
Al ingresar a la burocracia en la década de 1990, Meade fue secretario de Energía en el 2011, y más tarde ese año, se convirtió en secretario de Hacienda.
Muchos legisladores del PAN hablan de él con calidez y dicen que si la carrera rumbo al 2018 se convierte en una elección entre López Obrador y Meade, podrían respaldar a este último.
Sin embargo, el hecho de que el PRI esté considerando a alguien ajeno a sus filas muestra los problemas que enfrenta el partido, dijo Ernesto Cordero, un senador del PAN que precedió a Meade como secretario de Hacienda.
“De ahí que el PRI necesite en términos estratégicos un candidato que pueda decir que tiene la cara limpia y que no es parte de estos escándalos de corrupción”, dijo Cordero.
Peña Nieto designó a Meade como secretario de Relaciones Exteriores en el 2012 y más tarde regresó a la Secretaría de Hacienda.
Las expectativas de que el PRI pronto pueda ceder la estafeta a Meade se intensificaron el miércoles cuando el principal asesor de Peña Nieto, el canciller Luis Videgaray, elogió la trayectoria del economista educado en Yale.
“Bajo el liderazgo de José Antonio Meade, hoy México tiene rumbo. Tiene estabilidad y tiene claridad en las decisiones de la política económica”, declaró Videgaray.
Sin embargo, el jueves Peña Nieto intentó derribar la impresión que habían generado las palabras de Videgaray. “No se despisten”, dijo a reporteros. “El PRI no elige a su candidato a partir de elogios o de aplausos”, agregó.
DCA