NUEVA YORK. Un juez federal otorgó el jueves una certificación de clase a los escritores que se oponen a los planes de Google Inc. de crear la mayor biblioteca digital del mundo, pues afirmó que sería mejor tener una sola demanda colectiva que cientos de casos individuales.
Una demanda colectiva es “más eficiente y efectiva que pedirle a miles de autores que demanden de forma individual” escribió el juez Denny Chin en un fallo. Agregó que requerirle a cada escritor que demande a Google implicaría el riesgo de resultados dispares en demandas casi idénticas y aumentaría exponencialmente el costo del litigio.
También rechazó la solicitud de Google para excluir del caso a la Unión de Autores, una organización estadounidense que había pedido que se le considerara en la demanda de acción de clase.
Google ha escaneado más de 20 millones de libros para el proyecto.
Los abogados de la empresa con sede en Mountain View, California, no respondieron de inmediato los mensajes que se les dejaron para conocer su opinión. Paul Aiken, director ejecutivo de la Unión de Autores dijo: “Es un fallo clave para todos los escritores estadounidenses cuyas obras literarias fueron apropiadas por Google”.
En su fallo, Chin dijo que Google no había señalado ningún acuerdo legal o de hechos por parte de la Unión de Autores que afectara los reclamos por violaciones a los derechos de autor de cualquier otro de los demandantes.
“De hecho es posible que algunos autores que ‘aprueban’ las acciones de Google decidan unirse a la demanda de acción de clase”, dijo.
La calidad de acción colectiva es aplicable a una demanda que la Unión de Autores presentó hace casi siete años cuestionando si la creación de la biblioteca digital de Google infringía los derechos de autor y si podría argumentarse que Google estaba haciendo un “uso justo” de los materiales sujetos a derecho de autor ofreciendo fragmentos de obras en su biblioteca en internet.
“Esos asuntos suelen ser sujetos a una ‘prueba generalizada”’, escribió el juez. “Cada reclamo de los posibles integrantes de la demanda de acción de clase surge de la práctica generalizada y uniforme de Google de copiar libros enteros sin el permiso del titular de los derechos de autor y mostrar fragmentos de esos libros en búsquedas en internet. Si esta práctica constituye una violación a los derechos de autor no depende de consideraciones individuales”.
El juez agregó que ya que los demandantes buscaban que se les compensara por daños estipulados en los estatutos no había necesidad para una investigación individual de los daños sufridos.
Al rechazar un acuerdo anterior el año pasado, Chin subrayó que muchos de los cientos de objeciones desaparecerían si la biblioteca incluyera sólo obras cuyos autores y editoriales hubieran dado permiso para su reproducción, en vez de un sistema en el cual los libros eran incluidos a menos que Google recibiera una notificación de que el autor o la editorial se oponían.
El juez ha apoyado la meta general de la digitalización, afirmando que un universo digital para los libros le daría a las bibliotecas, escuelas, investigadores y poblaciones en desventaja acceso a más títulos, ayudaría a los autores y editoriales a encontrar nuevos públicos y nuevas fuentes de ingreso, además de que los libros viejos, en especial aquellos discontinuados, se preservarían y tendrían una nueva vida.