El pacto que tenía el presidente Obama con Irán saltó por los aires cuando, con gesto arrogante, el presidente Donaldo Trump lo firmó ante decenas de personas que se lo jalearon con si fuera un dios.
Ahora, aquí hay que hacer unas matizaciones. En primer lugar nunca se trató de ningún tratado ni de ningún pacto.
Fue una posición de EU ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Obama sabía que, de haberlo llevado al Congreso, probablemente no hubiera pasado.
También hay que decir que Trump lo llevaba en su campaña electoral y que lo dijo no una, sino varias veces. En ese sentido ha actuado de una manera congruente, lo cual es raro en él.
Ahora bien, ¿cómo queda Europa y la propia OTAN ante este nuevo desafío del Presidente de EU? Europa se encuentra en una tierra de nadie sin saber muy bien qué hacer. Y no lo sabe porque incluso no sabe qué hacer con ella misma.
Hay una falta identitaria que le ha llevado a una división entre países europeos con situaciones como la del Brexit.
Con respecto a la OTAN estamos un poco en la misma disyuntiva. Estados Unidos, potencia aliada del Tratado del Atlántico Norte, no ha tenido reparos en golpear a Irán sin que los países aliados hayan dicho o hecho algo. Esto pone en evidencia tanto a la Unión Europea como a la propia Alianza Atlántica, y los sitúa como dos “aparatos” anacrónicos que hay que reconstruir.
Con las medidas sancionadoras hacia Irán, EU va a conseguir estrangular la economía del país persa y, por lo tanto, que sus vendedores de armamento, principalmente Rusia, no se fíen tanto de ellos. En todo caso, Putin no les va a dejar solos a los iraníes ante la bravuconería de Trump. Eso parece claro.
Pero, además, la propia sociedad iraní se va a polarizar cada vez más. Las clases medias de Irán y muy especialmente los jóvenes se sienten cada vez más distanciados de un régimen de jerarcas, donde de la religión hacen el gobierno del país.
¿Qué papel juega China en estas nuevas sanciones de ruptura con Irán? A China le interesa Irán en la medida en que es su principal proveedor de gas. También le incomoda que la Unión Americana quiera golpear a los persas. No hay que olvidar que tanto EU como China están creando sus propios “imperios”. Por eso no dudaría en ayudar al régimen de los ayatolás en un momento determinado.
El único que se alegra es Israel que, por cierto, ha bombardeado objetivos al sur de Damasco coincidiendo con el anuncio de las sanciones contra Irán. Pero eso es lo menos importante. Israel lo hace muy a menudo. Otra cosa es que no nos enteremos. Son bombardeos contra los soldados de la Guardia Revolucionaria Iraní que están ayudando a Siria, apoyando al régimen de Bashar al-Assad y especialmente al grupo terrorista chiita Hezbolá, enemigo acérrimo de Israel.
Habrá que ver qué dicen los diferentes actores, que son muchos, en este papel de Trump que podría enquistarse.
Pero hay una cosa muy clara. Donaldo Trump no se va a bajar de su caballo, incluso si puede llegar a ser peligroso. Llegado a este punto, el régimen iraní podría seguir reforzando su carrera nuclear armamentística.