La polarización política es evidente.
Todos los candidatos, pero más ya saben quién, usa la animadversión al gobierno y al PRI para hacer campaña y ganar adeptos.
La división es espectáculo público.
La evidencia la tuvimos en el segundo debate presidencial, cuando el panista Ricardo Anaya y el tabasqueño Andrés Manuel López se hicieron acusaciones mutuas.
-Mentiroso, farsante –le dijo López a Anaya.
-Aquí el farsante es Andrés Manuel López Obrador -repuso el queretano, y destacó la falsedad de gran inversión en el entonces Distrito Federal cuando él fue jefe de Gobierno.
Sus cifras incluyen la venta de Banamex y Bancomer, agregó.
-Ahora resulta que te sientes orgulloso de haber vendido Banamex a Estados Unidos y Bancomer a España… -le refutó el abanderado del PAN.
Actitudes indignas de quienes aspiran a ser Jefes de Estado, Presidentes de México.
Otra prueba de ese encono: José Antonio Meade describió a López como un gran empresario con los más de tres mil millones de Morena en años recientes.
-Los administran sus hijos –acotó.
LA ESTATURA MORAL DE CÁRDENAS
Para qué abundar.
Atrás -o en contraparte- de ese encono, hay muchos mexicanos de buen corazón preocupados por la división e interesados en evitar el descenso del país a los infiernos.
Han comenzado a reunirse, a intercambiar datos y escenarios, con la intención de llamar a la población a evitar el hundimiento del país en la ingobernabilidad.
Hay políticos, académicos, intelectuales, artistas y hasta miembros de la clerecía preocupados por daños irreversibles.
Es fácil imaginar a muchos en esta estrategia porque son voces públicas, pero va un nombre de gran prestigio y calidad moral: Cuauhtémoc Cárdenas.
Su encomienda sería enorme.
Gane o pierda, Andrés Manuel López ha sembrado vientos y se avecinan tempestades, riesgos de violencia.
Dada la experiencia de gobiernos populistas y con crisis, tan conocidos por Cárdenas en su tránsito por América Latina, habrá venganzas de unos y otros.
Vaya tarea para después del 1 de julio.
GOBIERNO DE COALICIÓN: MANCERA
1. A propósito, en silencio pero con visión de Estado, el ex jefe de Gobierno, Miguel Mancera acelera sus gestiones para la construcción de un gobierno de coalición.
De unas elecciones divididas como las mexicanas, no emergen autoridades con amplio respaldo social y es ahí donde deben construirse acuerdos para la gobernabilidad nacional.
En ese sentido, a Mancera coincide con Cuauhtémoc Cárdenas en el temor de ingobernabilidad.
Cuando se le pregunta cuál sería el premio a su trabajo, Mancera no duda en comparar a México con el Chile democrático después de Augusto Pinochet.
2. También en silencio pero con resultados, el gobierno de Quirino Ordaz ha logrado premio a su esfuerzo por llevar inversiones a Sinaloa: la menor tasa de desempleo.
Según el INEGI y la STPS, la desocupación es de 2.4%, la más baja del estado en un decenio.
3. Otra de ingobernabilidad: Huixquilucan sufre una delincuencia galopante y una de las víctimas fue, la semana pasada, la candidata priista a alcaldesa Isabel Martínez.
Un dato más contra el edil panista Enrique Vargas, quien tiene la desfachatez de buscar la reelección.